Las estrategias, programas o planes en salud pública son intervenciones creadas para promover la salud, prevenir enfermedades o mejorar la calidad de vida de personas ya enfermas. Estas intervenciones son denominadas: “Practicas Basadas en Evidencias” (PBE) las cuáles fueron creadas, diseñadas y puestas en prácticas en entornos controlados, mostrando así, su eficacia como intervención. Dichas PBE pueden ser tan “simples”, como aumentar el uso de un solo medicamento, o tan “complejas”, como instituir psicoterapias, inclusive la atención en múltiples componentes multisectoriales e interdisciplinares.
Según varios autores, las intervenciones de PBE eficaces tardan demasiado en integrarse, en un promedio de 17 años en la práctica clínica habitual para beneficiar a los pacientes1 aunque estos años no aseguran la efectividad plena y cumplan con los objetivos trazados por PBE, teniendo ejemplo de varias intervenciones que se encuentran años en el sistema de salud, pero aun continúen con bajas coberturas.
Identificar PBE apropiadas, implementarlas y luego mantenerlas en la práctica clínica es una tarea compleja, debido a que la intervención debe adaptarse al contexto y a los procesos clínicos, seleccionar y ejecutar estrategias para que sean de uso rutinario2. Existe una brecha en la investigación de estas intervenciones en el mundo real y cómo eso repercute en la efectividad, evidenciando problemas, por ejemplo, de adherencia del paciente, acciones deliberadas e intencionales del implementador (servicio de salud) en aplicar o no la intervención, bajas coberturas, gastos innecesarios al sistema, entre otros. Cuestiones que generan varias incógnitas; “¿será que se están implementando correctamente? ¿Se tienen en cuenta todos los aspectos del proceso para adoptar la intervención?, desde la perspectiva de organización (sistema de salud), proveedor (quien entrega directamente la intervención médica, enfermero, agente comunitario), familia (acompañante) y usuario final (paciente) quién se beneficiará directamente con la intervención?
Históricamente se ha reconocido la necesidad de una investigación en la implementación que tenga un impacto más directo en la salud pública y ha ampliado un poco la mentalidad académica, promoviendo así, estudios de ensayos de eficacia hasta ensayos de efectividad, sin embargo, tales ensayos por sí solos ofrecen poca garantía de impacto en la salud pública3. Dilema que se ve reflejado en el término: “valle de la muerte” (valley of death en inglés) que caracteriza el abismo entre los descubrimientos científicos basados en la evidencia y los pacientes o usuarios que los necesitan, naciendo así esta disciplina científica denominada investigación de la implementación (Implementation Research en inglés)2 que puede definirse como “el estudio científico de los métodos para promover la incorporación sistemática de los resultados de la investigación y otras prácticas basadas en la evidencia en la práctica rutinaria y, por lo tanto, para mejorar la calidad y la eficacia de los servicios de salud”4, esta nueva disciplina permite tener un alcance más amplio del que nos ofrece la investigación tradicional, puesto que permite investigar todo el proceso, y no solo al paciente como tal. Sus fundamentos teóricos, conceptuales, bien fundamentados permiten desarrollar conocimiento generalizable, y que pueda aplicarse ampliamente en varios contextos, emplea varios tipos de diseños de estudio, pero principalmente diseños mixtos, cuantitativos y cualitativos que permiten identificar y comprender factores que impactan en la aceptación, adopción, funcionamiento y éxito de dicha intervención.
La investigación en ciencias de la implementación se mide a partir de los “resultados de implementación” así como lo menciona Enola Proctor y lo define como los efectos de acciones deliberadas e intencionales para implementar nuevos tratamientos, prácticas y servicios; esto nos permite tres funciones importantes: tener indicadores del éxitos de la implementación, indicadores próximos del proceso de implementación y son resultados intermedios claves en relación con el sistema de servicios o los resultados clínicos en la investigación sobre la eficacia del tratamiento y la calidad de la atención. El Marco de los resultados de la implementación se pueden distinguir tanto de forma individual pero también correlacionarse entre ellas, algunas pueden ser: aceptabilidad, idoneidad, adopción, fidelidad o penetración que son desenlaces de implementación que pueden ser medidas para entender el proceso como tal, esto puede ser desde la percepción de aceptar una nueva PBE (aceptabilidad) hasta la fidelidad que se define como que tan fiel se hace la intervención de como esta prescripto por los desarrolladoras de la intervención, si se hace tal cual5. La ciencia de la implementación está ganando tanta popularidad en el mundo académico de universidades reconocidas a nivel mundial y siendo ampliamente difundidas en los posgrados como una nueva herramienta de investigaciones para maestrías, doctorados y posdoctorados con posibilidades de acceder a financiamiento para el desarrollo de los mismos, así como lo viene haciendo la TDR, el Programa Especial de Investigación y Formación en Enfermedades Tropicales, que tiene su sede en la Organización Mundial de la Salud y copatrocinado por UNICEF, PNUD, Banco Mundial y OMS.