INTRODUCCIÓN
Tomando como punto de partida que la información sobre la virtualización de la Educación Superior no llega de forma conveniente a estos estratos socioeconómicos, considerados menos favorecidos, dicho de otra manera, no se posee información suficiente, y la que se tiene, muchas veces es errónea.
Es ahí, donde este artículo va dirigido. A estudiantes en su última etapa de formación académica u otras personas que desconocen a ciencia cierta las implicancias de cursar carreras en entornos virtuales de aprendizaje, de tal manera a arrojar cierta luz al respecto, y contribuir así a la toma de decisiones por parte de estos.
EL E-LEARNING
El aprendizaje virtual, también denominado E-Learning, vocablo que está de moda en la materia de educación, término que ha sido utilizado por una minoría de expertos en las aplicaciones de la tecnología en la enseñanza a ser empleado por diversos agentes educativos. Terminología que no solo hace referencia a inscribirse a un curso y estudiarlo desde un ordenador conectado a internet, sino de una combinación de usos de recursos tecnológicos interactivos, aprendizaje y guía del docente en forma estructurada e incluso dando lugar a la socialización en espacios virtuales, es decir, la comunicación constante con compañeros, docentes y tutores. (Belloch 2012). Al respecto se acota que se trata de un espacio como el aula pero sin necesidad de que todos los actores involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje estén presentes en el mismo espacio físico. El aula tradicional, en este caso, es reemplazada por una plataforma de internet que constituye el espacio en donde uno va a “asistir a clases”, lo cual se hace simplemente “conectándose” a internet.
Tal como fue mencionado por Area & Adell (2009), el aula virtual como se ha señalado es un concepto estrechamente relacionado al de E-Learning, espacio creado virtualmente con el único fin de que los actores principales siendo estos los mismos estudiantes puedan obtener experiencias de aprendizaje a través de recurso/materiales formativos bajo la supervisión e interacción de un tutor. Implicando de esta manera que no es un lugar azaroso, sino más bien regulado, planificado y dirigido por un plante de profesores.
Ante lo obvio de no tener que desplazarse a un lugar físico para cursar la carrera de su preferencia, el estudiante que cursa mediante una plataforma virtual, también encuentran otras ventajas como el hecho de tener a disposición un amplio volumen de información actualizada y flexible, independientemente al espacio y tiempo en el cual estén tanto docente como estudiante (Pérez Estébanez et al 2016). Por otra parte, este método facilita y exige la autonomía y el compromiso del estudiante como gestor de su propio conocimiento para con su propia formación, brindándole para ello diferentes herramientas tecnológicas y de comunicación sincrónica y asincrónica. Es decir, no solo se estudia y se aprenden los contenidos de una malla curricular, sino que también uno conoce y emplea diversos recursos tecnológicos actualizados, y acorde a los cambios que se van generando día a día, lo cual podría denominarse como una ganancia secundaria, que muy bien puede incluir en ese proceso a aprendizajes grupales colaborativos.
Cortéz Ortiz (2014) expone que bajo esta perspectiva, se pueden situar opciones que posibilitan y favorecen la formación, la capacitación o actualización ampliando enormemente las condiciones de aprender, de acceder, de intercambiar y de socializar información. Suponiendo de esta manera que, la ventaja de la autonomía del estudiante también constituye su inconveniente. A decir de Vásquez Martínez & Rodríguez Pérez (2007), el compromiso académico del alumno, deberá considerar sus objetivos y el proyecto de vida que se propone, exige que este deba auto dirigir su aprendizaje y auto organizarse, a fin de cubrir los objetivos propuestos en cada módulo que vaya cursando y cada obstáculo académico que deba superar en el plan de estudio respectivo. Un problema frecuente en este sentido se da si la persona no tiene desarrolladas las competencias de independencia, lo cual podría desembocar en la deserción del sistema educativo a distancia. Este punto lo defiende Segura (2012) sosteniendo que la educación virtual no es materia para todos, sino para quienes son capaces de regular su propio aprendizaje. Además de tener que incorporar hábitos de estudios rigurosos.
Con un punto muy similar Leal (2012), acota que los estudiantes deben cumplir con exigencias mínimas, refiriéndose este a la capacidad de concentración, de comprensión de lectura y escritura propiciando de esta manera a un aprendizaje autónomo.
Al ser este un tema todavía no muy explorado en nuestro medio Moore (1986) trata de responder las interrogantes sobre si resulta efectivo o no esta modalidad argumentando que los estudiantes aprenden lo mismo que los estudiantes tradicionales. Comparando de esta manera los métodos de E-Learning con las formas tradicionales, expresando que cuando se utilizan los métodos y tecnologías adecuadas puede existir la interacción entre los estudiantes y se dispone de una retroalimentación oportuna de parte del profesor. Cabe destacar en este punto que muchos estudios han demostrado que no existe diferencia significativa en los logros alcanzados como resultado de las comparaciones, concluyendo que el resultado de los estudiantes no está en función al modo de enseñanza.
En nuestro país, esta tendencia se acrecienta día a día tanto en el contexto de las universidades públicas como privadas, la oferta que estas casas de estudios ofrecen y la información promocionada está a un solo click, siendo solo cuestión de cada uno de informarse en las páginas web pertenecientes a cada institución, quedando solo las decisiones y opciones de acuerdo a los intereses propios. Si bien es cierto que esta modalidad de estudio es algo eminente y real, las universidades deben convertirse en garantes de calidad, proporcionado un amplio espectro de posibilidades formativas. De igual manera en mucho de los casos el primer módulo consiste en un entrenamiento sobre el uso de la plataforma, es decir, un estudiante neófito no debe temerle al poco manejo de recursos de internet que pueda tener al momento de matricularse.
CONCLUSION
Para todos aquellos que estén interesados en esta modalidad educativa tendrían que considerar profundamente la disciplina que le exigirá la experiencia y proponerse firmemente en alcanzar la meta propuesta, lo que indefectiblemente estará ligado al deseo sincero al momento de la elección de la carrera, y en muchos casos esta no necesariamente tendrá la posibilidad de cursarse en forma virtual, ya que, al menos hasta ahora, muchas carreras aún se ofertan en la forma tradicional, es decir, en aulas físicas.
Hoy en día, como se ha indicado a lo largo de este artículo, la educación a distancia o el E-Learning es una realidad consolidad y en crecimiento en la educación superior que opera como una segunda opción para aquellos que no disponen de tiempo, a la desigualdad de oportunidades, superando la exclusión en el acceso o una vía de comodidad.