Introducción
El coleccionismo arqueológico es entendido como la acción de seleccionar determinados objetos que por sus características materiales y/o su condición simbólica testimonial del pasado son separados de sus contextos originales y colocados al resguardo. Como toda práctica cultural se encuentra condicionada por sus condiciones de producción, vinculadas al contexto espacial, histórico, ideológico, económico y social de los actores involucrados en su constitución. En este sentido, la colección se presenta como una institución co-extensiva al hombre en el tiempo y el espacio estrechamente relacionada a los sujetos que le dieron origen, así como a su contexto de producción (Pomian 1993). Como práctica cultural, se la ha asociado tradicionalmente a una actividad marginal y recreativa, realizada por minorías pertenecientes a estratos sociales económicos elevados, condición más bien propia del anticuarismo (Pomian 1993). Igualmente, se ha colocado a los coleccionistas como los agentes que efectúan la antítesis de las prácticas profesionales de la arqueología (Tolosa 2020).
El marco jurídico de la República Argentina, prohíbe la constitución de nuevas colecciones arqueológicas por parte de particulares (Ley 25.743/3). En este sentido, habilita y regula la investigación del registro arqueológico con exclusividad a arqueólogos profesionales. Bajo este marco, la mirada de la comunidad científica hacia la práctica del coleccionismo ha estado fuertemente planteada en términos de ausencia de legitimidad y legalidad. Estas representaciones se encuentran presentes en los imaginarios sociales de arqueólogos y otros profesionales vinculados a la investigación y gestión del patrimonio arqueológico en la actualidad. Sin embargo, se considera que la homogeneización de la representación del coleccionista, como agente social del campo cultural, constituye un problema para la comprensión del entramado de prácticas asociadas al registro arqueológico por fuera de los marcos legales y académicos. Este fenómeno afecta directamente a las investigaciones arqueológicas, ya que se reducen las acciones informales de los agentes que interactúan cotidianamente con los acervos arqueológicos, e incluso los sitios arqueológicos objetos del estudio disciplinar. Por otro lado, una concepción simplificada de los coleccionistas e investigadores aficionados obstaculiza la identificación en clave histórica del rol que cumplieron estos actores en un entramado complejo de relaciones y sus aportes a las instituciones museísticas locales.
El coleccionismo arqueológico ha sido un tema ampliamente debatido en la República Argentina desde la disciplina antropológica y arqueológica (Biasatti 2012, 2014; Oliva 2019, 2022, 2024; Ottalagano 2008; Pupio 2005, 2012; Salerno y Vigna 2012; Salerno y Grzegorczyk 2023; Zapata 2016, entre otros autores). Primordialmente, se ha puesto el foco en los aportes realizados al desarrollo de las ciencias naturales y al campo disciplinar arqueológico en nuestro país. En este sentido, se han desarrollado un conjunto de trabajos, donde fueron consideradas principalmente las colecciones de artefactos arqueológicos provenientes de las primeras poblaciones indígenas americanas asociadas a investigadores emblemáticos como Carlos Ameghino, Florentino Ameghino, Juan Bautista Ambrosetti, Alfredo Castellanos, Francisco Pascacio Moreno, Luis María Torres) (Perazzi 2011; Buc y Coronel 2013; Del Papa 2022; Secheinsohn et al. 2011; Solomita Banfi 2006, 2015).
Por su parte, tanto los museos regionales por fuera de las dependencias de las Universidades nacionales, como las colecciones y acervos arqueológicos privados junto a los coleccionistas e investigadores aficionados locales, no han sido considerados de la misma manera. Sin embargo, se ha demostrado que estos actores han sido colaboradores directos de los investigadores desde los comienzos disciplinares (Arias 2018; Farro 2008). En este sentido, han brindado información referida al hallazgo fortuito de sitios, así como han recorrido el territorio, compilado datos y objetos. En este contexto, poseen un papel preponderante en la divulgación del registro arqueológico, y en algunos casos en la fundación de instituciones museísticas locales (Oliva et al. 2015).
Otra de las aristas de especial importancia en torno al coleccionismo, son los vínculos establecidos entre los organismos del Estado y las colecciones arqueológicas. De acuerdo al Registro de Museos Argentinos 1 dependiente de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, la provincia de Buenos Aires posee 65 instituciones patrimoniales (museos, centros de interpretación, entre otras tipologías) con acervos de colecciones antropológicas y/o arqueológicas. Asimismo, del total de museos inscriptos, la mayoría son de gestión municipal. En particular, para el área de estudio, el Área de Ventania de la provincia de Buenos Aires (Argentina), los museos públicos dependientes del Estado también se encuentran mayoritariamente bajo la jurisdicción municipal, a excepción de un caso que depende del gobierno de la provincia. En este sentido, cobra especial importancia las relaciones establecidas entre los gobiernos municipales y los coleccionistas particulares, a partir de las cuales se han llevado a cabo grandes donaciones que han culminado con el origen de una porción de los museos regionales (Oliva 2022). En otros casos, han sido los propios coleccionistas e investigadores aficionados quienes han gestionado de manera particular la apertura de espacios de exposición y puesta en común de las colecciones en su posesión, dando lugar a la creación de museos privados.
En ambos escenarios, público y privado, se considera que las colecciones son el propósito principal de los museos. A los fines aquí propuestos, se abordó el coleccionismo de bienes arqueológicos correspondiente a las sociedades cazadoras recolectoras en relación a su correlato histórico con el desarrollo local de establecimientos museísticos (públicos y privados). El objetivo de este artículo es presentar el análisis de las relaciones establecidas entre los agentes del campo cultural asociado a la conformación de colecciones con el registro arqueológico del área de investigación y su impacto en la conformación de instituciones museísticas.
Área de Ventania
El área de investigación, el Sistema Serrano de Ventania se localiza en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, Argentina, mayoritariamente sobre el territorio de los municipios de Tornquist, Saavedra y Puan (Figura 1). Esta región posee características de ecotono que la han hecho propicia para su ocupación recurrente desde el Holoceno medio. Se trata de una de las tres serranías de la Región Pampeana, la cual combina características de la pampa húmeda y seca, y por lo tanto presenta un amplio conjunto de recursos (Oliva 2006). Entre otros, puede mencionarse la disponibilidad de fuentes de agua permanente, la presencia de rocas de buena calidad para la talla, así como animales como el guanaco, ciervo de los pantanos y ñandú y frutos como el chañar y la algarroba, entre otros. Éstos favorecieron una economía de tipo cazadora recolectora para las sociedades que la habitaron en tiempos prehispánicos (Oliva y Panizza 2012, Panizza y Oliva 2018).
El registro arqueológico de sociedades cazadoras recolectoras de esta región se compone de un conjunto amplio de restos materiales, entre los que se destacan aquellos de tipo inmueble (e.g., cuevas y aleros con pinturas rupestres, estructuras de rocas, recintos, rocas erguidas, entre otros) y artefactos en roca y hueso, así como elementos de carácter simbólico (e.g., placas grabadas) (Oliva y Panizza 2020). El registro mueble asociado a los primeros pobladores se conserva en la actualidad en forma de colecciones. Éstas han sido generadas tanto por profesionales como por actores de la comunidad que han realizado prácticas informales de (re)colección de materiales arqueológicos e investigación aficionada a escala regional. En esta línea se considera que los acervos arqueológicos pueden generar sentidos y apropiaciones en diferentes contextos de consumo tales como son las instituciones museísticas. En este marco también las colecciones arqueológicas constituyen un espacio de exposición que vincula diversos significados que emergen de la relación entre las personas y los objetos. Las labores efectuadas por coleccionistas e investigadores aficionados los han posicionado como referentes locales, en cuanto a su papel de conocedores y custodios de la historia del poblamiento indígena regional. En este sentido, un eje central en este trabajo lo compone una perspectiva biográfica y relacional de estos actores (Muñiz Terra 2018).
Antecedentes
De acuerdo al objetivo propuesto, se propuso como punto de partida el estado de situación de las exposiciones de los acervos arqueológicos correspondientes a sociedades cazadoras recolectoras del área de investigación (Oliva 2022). Este estado de situación, fue una primera etapa de trabajo desarrollada en instancias previas, y tuvo por objeto identificar los sentidos que las instituciones museísticas construyen en torno a las colecciones que poseen en tutela (Oliva et al. 2015, 2019, 2022). Para tales fines fueron consideradas once instituciones (9 museos y 2 centros de interpretación), públicas y privadas localizadas en los tres municipios que componen el área de Ventania (Puan, Saavedra y Tornquist) (Tabla 1).
Nombre de la institución | Municipio | Carácter |
---|---|---|
Museo Municipal Ignacio Balvidares (MIB) | Puan | Público, gestión municipal |
Sala de Interpretación ambiental y cultural de la Isla de Puan (SIP) | Puan | Público, gestión municipal |
Museo 5 de Octubre (M5O) | Puan | Privado |
Museo Martina Villegas (MMV) | Puan | Privado |
Museo Histórico de Saavedra (MHS) | Saavedra | Público, gestión municipal |
Museo y Archivo de la Ciudad de Pigüé (MACP) | Saavedra | Público, gestión municipal |
Museo Arqueológico y Paleontológico Coyug Curá (MCC) | Saavedra | Privado |
Museo histórico el sendero de los recuerdos (MHSR) | Tornquist | Privado |
Sala de interpretaciones del PPET (PPET) | Tornquist | Público, gestión de la provincia de Buenos Aires |
Museo Arqueológico Chasicó (MAC) | Tornquist | Privado |
Museo Fuerte Argentino (MFA) | Tornquist | Privado |
Fuente: Elaboración propia con base a lo investigado.
En estas instituciones se realizó el análisis de sus exposiciones de acervos arqueológicos correspondiente a las poblaciones originarias, entendiendo que éstas constituyen construcciones de sentido situadas (Reca 2016). Para realizar este análisis se consideraron, en primer lugar, variables generales de la institución, tales como tipo de institución, su gestión, la ubicación, el año de creación, los objetivos institucionales, las características espaciales y edilicias, los niveles de organización del espacio, entre otras. Asimismo, se incorporaron al análisis variables específicas para la sala arqueológica tales como el origen de las colecciones arqueológicas, el tiempo de permanencia de las exposiciones, tipo y número de soportes de exhibición, infraestructuras interpretativas y recursos utilizados, estado de conservación del patrimonio exhibido y variables particulares de la exposición vinculadas al orden del guion propuesto, el tema predominante, la explicación de la materialidad exhibida, la correspondencia entre las colecciones y sus explicaciones, la señalética y las representaciones sociales de los pueblos originarios y del registro arqueológico. Este análisis permitió generar un estado del arte respecto a los sentidos construidos en el marco de las exposiciones de colecciones arqueológicas correspondientes a sociedades cazadoras recolectoras. Los resultados obtenidos permitieron proponer que las poblaciones originarias del Área de Ventania son representadas de manera asincrónica sin vinculación con las poblaciones que habitan la región en el presente (Oliva 2022). Esto se debe principalmente a la ausencia de referencias temporales, líneas de tiempo y/o otros dispositivos que permitan vincular a los referentes arqueológicos exhibidos con sus contextos arqueológicos y generar apropiaciones en relación a la historia del territorio ocupado. Asimismo, mayoritariamente las piezas expuestas no se encuentran identificadas ni poseen descripciones sobre sus funciones. Simultáneamente, en las exposiciones prima un criterio estético de las colecciones, por sobre un sentido de identificación cultural local, ya que se prioriza la exposición de piezas enteras, procedentes en muchos casos de áreas foráneas (e.g., puntas líticas patagónicas, urnas cerámicas del Noroeste argentino) (Oliva et al. 2015). Este fenómeno se vincula a que el origen de las colecciones presentes en las instituciones consideradas procede mayormente de investigaciones realizadas por aficionados, y por tanto se desconoce su información contextual la cual posibilitaría adicionar marcos de sentido e interpretación arqueológica de las piezas en exposición.
Materiales y métodos
Considerando el estado de situación descripto previamente, se procedió a determinar las relaciones establecidas entre instituciones museísticas y coleccionistas. Para tales fines, se revisó la documentación histórica presente en los archivos de los museos considerados, respecto al origen de sus colecciones. En este registro, se prestó especial interés en la información respecto a las donaciones de acervos arqueológicos y aquellos aportes realizados por coleccionistas, tales como el préstamo de piezas. En este sentido, se analizaron los documentos relacionados a actas de donaciones de acervos arqueológicos y otro tipo de registros mayoritariamente informales sobre el ingreso de colecciones arqueológicas a la institución (Figura 2).
Fuente: Elaboración propia con base a lo investigado. Documento facilitado por Mariana Walter directora del Museo y Archivo de la Ciudad de Pigüé, Buenos Aires.
Asimismo, se registraron cuando se visitaron las exposiciones museísticas los nombres de los donadores que acompañaban las piezas en exhibición (e.g., Gilardoni, Villegas, entre otros) (Figura 3). Considerando este conjunto de donadores y los datos recuperados en los documentos, se llevó a cabo un registro de los mismos y la construcción de una base de datos con la información referida a los coleccionistas del área de Ventania. Se trata de 54 casos, que incluyen a investigadores aficionados, individuos que tenían en posesión piezas arqueológicas de las comunidades originarias y coleccionistas de acervos arqueológicos prehispánicos, todos los cuales realizaron donaciones parciales o totales de los materiales en su posesión a las instituciones patrimoniales del área de investigación. Este grupo será nominado en el desarrollo del manuscrito como “donadores”. Con esta información se procedió a la construcción de una matriz de filiación entre el conjunto de donadores y las instituciones museísticas consideradas (ver Tabla 1). Ésta consiste en una tabla de conexiones de pertenencia entre los donadores y las entidades con las cuales se relacionan, pudiendo estas últimas ser más de una institución museística. La matriz de filiación constituye el paso previo necesario para la implementación del análisis y la construcción de las redes de donadores del área y su impacto en los museos. Para estos fines, se utilizaron los paquetes Igraphy (Csárdi y Nepusz 2006; Csárdi et al. 2023) y Bipartite implementados en el software R (R Core Team 2022).
Una tercera etapa se caracterizó por analizar las prácticas informales de recolección de materiales arqueológicos y la constitución de colecciones a partir de las propias perspectivas biográficas de los coleccionistas. Para tales fines, se realizaron entrevistas en profundidad a una muestra de estos actores considerando sus trayectorias, historia personal y familiar, relaciones establecidas con el registro arqueológico y las comunidades originarias; criterios y estrategias que operaron en la obtención de los artefactos y relación con las instituciones museísticas. En este sentido, se realizaron entrevistas en profundidad a una muestra de los donadores para entender el origen de sus colecciones y los sentidos otorgados a la propia práctica de recolección de materiales arqueológicos (Tabla 2). Cabe mencionar que la selección de las entrevistas se basó en criterios de representatividad de la totalidad de los distritos, así como a la inclusión en cuanto a los géneros y edades de los entrevistados. De este modo, fueron entrevistados un total de cuatro coleccionistas, reconocidos en sus localidades de pertenencia: dos del municipio de Puan, uno de Saavedra y otro de Tornquist.
Resultados
En relación a los resultados obtenidos durante la segunda etapa de trabajo, se construyeron dos gráficos para analizar la red que vincula a las instituciones museísticas del área de estudio y los donadores de acervos arqueológicos (Figura 4 y 5). En el primero de ellos (Figura 4), cada institución museística constituye un nodo de la red. Éstos se encuentran representados en círculos naranjas y poseen links que los unen a los donadores de estas instituciones. Por su parte, cada donador se halla presente con un número, cuyos nombres no son aquí publicados para preservar el anonimato de los mismos. Por otro lado, en el segundo gráfico (Figura 5), los museos aparecen representados por cajas negras que varían su tamaño de acuerdo a la cantidad de links que poseen con los donadores. Estos últimos son representados por cajas grises, sus nombres fueron retirados del gráfico2.
El análisis de redes permitió destacar que la totalidad de las instituciones museísticas poseen colecciones arqueológicas indígenas obtenidas a partir del aporte de donadores. Sin embargo, se observa que el Museo Ignacio Balvidares de Puan (MIB), es la institución que posee mayor cantidad de links con un total de 22 donadores que realizaron aportes a sus acervos en custodia. En segundo lugar, se halla el Museo y Archivo de la Ciudad de Pigüé (MACP) con 10 links. Ambas instituciones se encuentran en las ciudades cabezas de partido, Puan y Saavedra respectivamente. Asimismo, se trata de museos municipales que funcionan desde 1959 (MACP) y 1973 (MIB). En ambos casos, se encuentran emplazados en edificios públicos emblemáticos como el ex Mercado Regional (Puan) y la casa de Mary Elizabeth Gorman (Pigüé) una de las primeras maestras escolares arribadas al país, convocada por Domingo Faustino Sarmiento. Otra característica que se encuentra presente en ambas instituciones es su permanente vínculo con las instituciones educativas locales, motivo por el cual las colecciones exhibidas poseen un mayor acceso en la comunidad.
Por otro lado, en las redes fueron identificados tres nombres de coleccionistas que no realizaron aportes a las instituciones museísticas. Sin embargo, esta información fue aportada por estas instituciones quienes contaban con el registro y la información de la existencia de estos actores y sus acervos arqueológicos privados. En algunos casos, estos actores participaron de actividades organizadas por los museos. Sin embargo, a la fecha no han realizado donaciones de los materiales que tienen en posesión. Otro de los aspectos a destacar es que muchos coleccionistas fundaron sus propios museos, tal como el caso del Museo Arqueológico de Chasicó (MAC), Museo Martina Villegas (MMV), Museo 5 de Octubre, Museo Fuerte Argentino, Museo Arqueológico y Paleontológico Coyug Curá (MCC). En algunos casos se expresa en el gráfico como un nodo con un único link, en otros estos museos poseen además aportes de otros donadores. Asimismo, hay dos casos en que un donador se encuentra linkeado a dos museos. Este último caso, se observa en dos coleccionistas con grandes colecciones en su posesión, quienes fundaron sus propios sus museos (MMV y MAC) y además realizaron aportes al MIB. Por otro lado, se observa que las salas de interpretación localizadas en las áreas protegidas del Área de Ventania, la Sala de Interpretación ambiental y cultural de la Isla de Puan (SIP) y la Sala de Interpretación del Parque Provincial Ernesto Tornquist también posen links con donadores. Esto se debe a que tanto empleados públicos como guardaparques han recolectado de manera informal, en algún momento de su historia, materiales arqueológicos de los sitios emplazados en estas áreas y por tanto fueron contabilizados e incorporados a la red.
Paralelamente, en relación a las entrevistas en profundidad realizadas fue entrevistada María Cecilia López Quintana, profesora de geografía de la localidad de Puan, cuya trayectoria y papel activo tanto en la comunidad educativa como en el Museo Ignacio Balvidares le ha dado un reconocimiento por parte de la comunidad de pertenencia. María Cecilia al momento de la ejecución de la entrevista tenía en su posesión una importante colección arqueológica3, con referentes arqueológicos de poblaciones cazadoras recolectoras procedentes especialmente del distrito de Puan. En este distrito también fue entrevistado el Sr. José Villegas, trabajador rural agrícola-ganadero quien colecciona materiales arqueológicos desde sus 14 años. José además es propietario de la Colección Martina Villegas, nombre que lleva en alusión a su bisabuela indígena, procedente de las tolderías localizadas en la actual localidad de Toay, provincia de La Pampa. Su colección posee 1300 artefactos. Por otro lado, en el partido de Saavedra, se entrevistó al Sr. Carlos Eckdart, propietario del establecimiento Estancia Cerro Áspero, espacio donde se desarrollan actividades agrícola-ganaderas y turísticas. Carlos colecciona materiales arqueológicos desde su infancia, y manifestó la intención de potencialmente abrir un museo privado. Por último, fueron consideradas un conjunto de entrevistadas realizadas a la Licenciada Nora Cinquini4, directora del Museo Arqueológico de Chasicó, por su papel destacado en la enseñanza del pasado indígena regional y en la conformación de la colección arqueológica más grande del sudoeste bonaerense (21.483 referentes arqueológicos correspondientes a las primeras poblaciones humanas del área de investigación y otras áreas geográficas como la Patagonia argentina).
Durante el desarrollo de las entrevistas se identificó que los materiales arqueológicos no son concebidos como una evidencia material inerte de tiempos pasados. Por el contrario, se encuentran impregnados de nuevos sentidos y valoraciones en el marco de las interpretaciones biográficas de sus recolectores actuales. Cabe destacar que, los vínculos establecidos con el pasado indígena trascienden las actividades profesionales de los entrevistados. Se trata de una práctica que es llevada a cabo de manera voluntaria y realizada por fuera de sus obligaciones laborales. Si bien en tres de los dos casos, su labor como coleccionistas se vinculó al desarrollo de instituciones museísticas que dirigieron formal e informalmente (Cecilia López Quintana en el MIB, Nora Cinquini en el MAC y José Villegas en el MMV), instituciones durante las cuales trabajaron y se encontraron vinculados durante más de cuatro décadas (MAC y MIB).
Simultáneamente, otro de los elementos considerados fue la autoadscripción identitaria. En tal sentido, dos de los entrevistados se autopercibieron como vinculados étnicamente con las comunidades originarias que habitaron en la región y consideraron que su interés por el pasado puede deberse en parte a esta filiación. En el caso de José Villegas, a través de su abuela paterna, quien habría pertenecido a un pueblo indígena y en el caso de Nora Cinquini, en sus palabras su “bisabuela fue una mujer cautiva”5. Con respecto a sus vivencias relacionadas al registro arqueológico indígena, todos ellos han tenido contacto directo con sitios arqueológicos y con diferentes equipos de investigadores en el campo arqueológico y antropológico. En algunos casos, incluso han participado de excavaciones arqueológicas junto a profesionales (María Cecilia López Quintana y Nora Cinquini). En otros casos, la totalidad de los entrevistados han colaborado con las investigaciones desarrolladas a través de la apertura y registro de sus colecciones privadas. Cabe mencionar que todos los entrevistados, realizaron la práctica de recolección de materiales arqueológicos de manera colectiva, principalmente junto a sus familiares, pero también se ha registrado la interacción entre diversos coleccionistas de la región. Por ejemplo, Nora Cinquini tuvo vínculos con María Cecilia Quintana y, los otros dos entrevistados (José y Carlos), a pesar de no haberla conocido personalmente, si conocían su labor.
En tres, de los cuatro casos abordados, la práctica de recolección de materiales arqueológicos se vincula a la percepción de un sentido salvataje de la misma, ya que muchos de los materiales recolectados fueron hallados posteriormente a la remoción en el terreno por máquinas agrícolas tales como el arado y/o cosechadora. De modo que, cuando se les preguntó por la representación que tenían hacia sus propias prácticas y colecciones, manifestaron que los objetos no tenían valor por si mismos sino que lo obtenían por su valor representacional de aquellos grupos humanos que habitaron el pasado. En este sentido, el registro arqueológico constituye, en palabras de María Cecilia “la prueba objetiva/ la verdad” de la preexistencia de las poblaciones originarias en Puan, mientras que para Carlos es algo “importante” que debe ser guardado y que permite “viajar para atrás” y acceder a “un pedazo de historia”. Para José el registro arqueológico constituye “las raíces”; por su parte, Nora destacó al registro arqueológico como una fuente de aprendizaje y de valores “que nos dan ejemplo”.
Durante el desarrollo de las entrevistas, se observaron sentidos identitarios vinculados a los procesos históricos desarrollados regionalmente, y como éstos se expresaban en las colecciones arqueológicas, entendidas como soportes de memoria (Oliva 2022). La constitución de acervos arqueológicos, para su puesta en valor el marco de sus exposiciones en las instituciones museísticas y/o el resguardo en colecciones privadas, da cuenta de que el registro arqueológico es considerado el soporte de diversas representaciones del pasado y del presente que forman parte de los procesos de memoria colectiva. En este sentido, los acervos arqueológicos forman parte de la identidad de los entrevistados.
Consideraciones finales
En esta oportunidad, se han investigado acervos arqueológicos musealizados públicos y privados del área de Ventania de la provincia de Buenos Aires, los cuales frecuentemente han sido marginalizados por su origen no científico por parte de la comunidad académica. Sin embargo, éstos poseen un importante rol en la configuración de las identidades actuales. Durante el desarrollo de este trabajo se han aportado elementos para discutir el rol que poseen los coleccionistas e investigadores aficionados, considerados los principales donadores de acervos arqueológicos a las instituciones museísticas locales. En este sentido, se destaca el impacto de sus prácticas en los procesos que dieron origen y sustento a estas instituciones. Se trata de agentes que, dado su profundo interés por la historia, el reconocimiento local atribuido por sus comunidades de pertenencia, los aportes en materia de registro y colaboración con los trabajos arqueológicos en yacimientos prehispánicos desde los comienzos de las investigaciones en el área en la década de 1970, así como por la conformación de colecciones arqueológicas, se han posicionado en la centralidad de la producción del conocimiento arqueológico.
El análisis del coleccionismo arqueológico del área de Ventania y, de la heterogeneidad de los actores involucrados en la creación de acervos arqueológicos, proporciona a los investigadores información adecuada para gestionar diferentes estrategias de trabajo colaborativo con estos actores en pos de la investigación y conservación patrimonial. En este sentido, resulta necesario no homogeneizar a una categoría tan compleja como la de coleccionista. Resulta, igualmente importante reconocer los aportes que han realizado en materia de investigación y considerar sus prácticas más allá de una mirada normativa y legalista. Por otro lado, también el análisis de sus prácticas, visibiliza y complejiza el modelo sobre la dinámica patrimonial en torno a la conformación, uso y resguardo de las colecciones arqueológicas de las sociedades cazadoras recolectoras prehispánicas que habitaron esta porción del territorio bonaerense.
La manera de concebir el pasado de los coleccionistas se relaciona con las propias trayectorias individuales, donde las piezas funcionan como soportes de memoria. En virtud de lo expresado, y a través de las entrevistas efectuadas se observó que la constitución de colecciones arqueológicas involucra considerar a la materialidad arqueológica como objetos fetiches de admiración, fuente de motivación y modelo a seguir para las sociedades contemporáneas. En este sentido, las representaciones sobre el pasado indígena de estos actores son reivindicativas, donde aparece la noción de visibilizar las raíces, el orgullo por mostrar la historia completa y el pasado como una base de valores virtuosos a alcanzar. Por otro lado, la constitución de colecciones de sitios arqueológicos emplazados en establecimientos rurales de su propiedad (Carlos, José y Nora) denota un mecanismo de apropiación simbólica y material del territorio, a través del cual se identifica un fuerte arraigo identitario. Esto queda demostrado también en el nombramiento de las colecciones con sus apellidos (e.g., colección Cinquini, López Quintana de Baglioni, Villegas). Este nombramiento fue observado en las colecciones en posesión de los entrevistados, así como en aquellos objetos donados en los museos, en cuyas exposiciones pueden leerse los apellidos de las personas que realizaron las donaciones. Se considera que este nombramiento constituye una manera de autoreferenciarse y de dejar una huella sobre el referente arqueológico, y por tanto de los procesos identitarios de este colectivo.
Por otro lado, considerando la numerosa cantidad de aportes realizados por los donadores a los museos locales a lo largo de sus historias institucionales (Figuras 4 y 5), puede afirmarse que el coleccionismo arqueológico y la búsqueda autodidacta de yacimientos arqueológicos constituye una práctica instituida en el área de investigación, colectiva y sostenida en el tiempo. En este sentido, el análisis de redes permitió observar el rol que han cumplido los coleccionistas e investigadores aficionados en la conformación de colecciones arqueológicas, su importancia en la creación de museos regionales. Asimismo, constituye una manera simplificada de observación de información compleja de entramado de relaciones sociales, e interinstitucionales. En este marco, se destacan los aportes realizados a instituciones públicas y el carácter aislado de muchos de los privados. Éstos últimos poseían una única relación entre un donador principal y la institución. La información presentada permitirá generar nuevas políticas de gestión del patrimonio arqueológico local, que incluirán a los diferentes actores involucrados, considerando el lugar que ocupan dentro de la red y fomentando la conexión entre los diferentes nodos.
Cabe destacar que el coleccionismo arqueológico se vio reducido como práctica cultural, luego de la aplicación de la Ley Nacional 25.743 en el año 2003. Sin embargo, no se encuentra completamente erradicada. Otro de los aportes realizados en este trabajo, constituye la promoción de mecanismos de regulación del registro de las colecciones consideradas, públicas y privadas, en el de marco de la Ley Nacional 25.743 en el RENYCOA (El Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones y Objetos Arqueológicos). Simultáneamente, durante las entrevistas se divulgó la existencia de los organismos de aplicación de la Ley dentro de la provincia de Buenos Aires (Centro de Registro Arqueológico y Paleontológico de la Provincia) y a nivel Nacional (Instituto Nacional De Antropología y Pensamiento Latinoamericano), así como se proporcionó información sobre los procedimientos de registro de las piezas, lotes y objetos de las colecciones privadas, fomentando su registro y regulación estatal. Mayoritariamente, en el área de investigación las personas en posesión de colecciones arqueológicas no se encuentran familiarizadas con la existencia del marco normativo mencionado que rige sobre dichas colecciones. En esta línea, simultáneamente durante las entrevistas se ha expresado la dificultad que refiere al armado de las fichas de registro de las colecciones arqueológicas. Estos aspectos deben ser considerados como condiciones que afectan la informalidad en la que se encuentran la mayoría de las colecciones abordadas en este trabajo y la necesidad de la intervención de facilitadores entrenados para trabajar en el territorio con los coleccionistas locales.
Igualmente, los resultados de esta investigación ofrecieron las bases de nuevas líneas de trabajo. Entre otras, puede mencionarse la necesidad de continuar con el análisis del coleccionismo arqueológico considerando la heterogeneidad de los coleccionistas y aficionados registrados, en cuanto a cantidad de piezas en posesión y donación en las instituciones museísticas del área de estudio. A la par, en esta oportunidad se observó, a través del análisis de redes, de la existencia de coleccionistas fallecidos, quienes habrían entregado parte de sus colecciones en vida a los museos, pero no la totalidad de las mismas. En este sentido, se abre el interrogante respecto a su localización actual y estado de conservación de las mismas.
Si bien la investigación constituye un aporte en materia de visibilización y jerarquización de la información arqueológica producida por investigadores aficionados y coleccionistas, otro punto fundamental a desarrollar lo compone la ponderación y evaluación de los aportes realizados a las investigaciones académicas por parte de aficionados y coleccionistas. Para ello en una etapa posterior se analizará la producción escrita y gráfica édita e inédita de las investigaciones realizadas por coleccionistas e investigadores aficionados, la cual no fue considerada en esta oportunidad. Asimismo, en algunos casos las colecciones se encontraban acompañadas de anotaciones respecto a sus contextos de hallazgo, información sumamente valiosa a ser considerada. Por último, resta realizar una evaluación exhaustiva del efecto de la aplicación de la Ley 25.743/2003 en la región.