INTRODUCCIÓN
En una sociedad inmersa en la globalización, información, tecnología, medios de comunicación, intercambio de bienes y servicios, son pocas las acciones que realizan las entidades bancarias para que las personas desarrollen habilidades y capacidades en materia financiera que les permita un accionar adecuado (Gamboa et al., 2019). En ese sentido, existe la necesidad de que los sujetos se formen con una mejor cultura financiera y mayores conocimientos en relación a ello (Duque et al., 2016). Así como también, los intermediarios de entidades financieras deben brindar información a través de un lenguaje accesible y de ejemplos sencillos (Raccanello & Herrera, 2014), de tal modo que las decisiones que se tomen en el sistema financiero sean las adecuadas a sus necesidades, características familiares e individuales, riesgos y se ajusten para una mejor estabilidad (Comisión Nacional del Mercado de Valores [CNMV] & Banco de España [BE], 2018).
La educación financiera es el proceso en el que consumidores e inversores financieros pueden obtener conocimientos sobre conceptos, productos y riesgo financiero con el objetivo de desarrollar mayores habilidades que le permitan concientizar de los riesgos y oportunidades con respecto a las finanzas (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE], 2005).
De modo que, este tipo de educación al ser comprendida permite tener mayor objetividad en cuanto a las decisiones financieras que se pueden tomar, porque la falta de alfabetismo financiero se relaciona con la inadecuada administración de productos relacionados y el inadecuado manejo de ingresos que se reflejan en un bajo nivel de ahorro.
Su importancia radica en que el uso de información financiera acertada permite tomar decisiones positivas que mejoren la economía personal y familiar. En esta perspectiva, los progenitores se deben involucrar al planear la educación de sus hijos de modo que estos no se vean envueltos en obligaciones financieras al llegar a su vida universitaria (Villada et al., 2017).
La Superintendencia de Banca y Seguro (SBS, 2021) consideró que debido al estado de emergencia sanitaria causada por la Covid-19 se evidenció la importancia de la educación financiera como pilar fundamental en el manejo de las finanzas personales, debido a que hubo afectación de disminución de ingresos y la disminución de activos.
La participación de una constante lucha que se produce en el mercado financiero al ofrecer productos de manera accesible aturde a los más inexpertos que se enfrentan a decisiones financieras cruciales. Por ende, la educación financiera es importante a lo largo la vida de las personas, y no solo para aquellos que se desenvuelven en mercados financieros, ya que este tipo de educación contribuye a una mejor calidad de vida (López et al., 2018).
En relación a lo mencionado, una investigación sobre el reporte de la educación financiera en el Perú realizada por la encuestadora IPSOS determinó que el 40% de los encuestados consideran que tanto el gobierno, los colegios y las casas de estudio superior como las universidades deben fomentar más la educación financiera, mientras que un 23% de los encuestados consideran que el rol lo debe cumplir las entidades financieras (Asociación de Banco del Perú [ASBANC], 2022).
Adquirir información financiera básica llega a involucrar el entorno debido a que influirá en el desarrollo de aptitudes y actitudes sobre una administración más eficiente en cuanto a toma de decisiones financieras (Encalada et al., 2022; Vera, 2016). El acceso a este tipo de educación es fundamental en el desarrollo de las nuevas generaciones, por tanto, desde esta perspectiva enfocar la educación financiera en un aspecto personal que requiere un equilibrio tanto entre lo racional, psicológico y emocional (Neme-Chaves & Forero-Molina, 2018). Y en el contexto actual, es de vital importancia que los jóvenes accedan a programas educativos que permitan la generación y adquisición de conocimientos en materia financiera, así como la aplicabilidad de esta con la realidad, con la finalidad de mejorar la toma de decisiones en el ámbito de las finanzas (Hernández & Rendón, 2021).
Un aspecto a valorar cuando se habla de educación financiera es que precisamente las universidades facilitan información necesaria a los jóvenes, no como un curso dentro del plan de estudios, pero sí como un tema a desarrollarse dentro de las asignaturas relacionadas a las finanzas. Bajo esta línea se tiene estudios como el de Gonzales (2020), quien determinó que debe existir un mayor rol del estado, la familia y la institución superior en brindar información sobre la educación financiera. Décaro-Santiago et al. (2020) evidenciaron que en el emprendimiento influye el acceso a crédito y la responsabilidad de cuentas. Ferrada y Montaña (2022) identificó que la alfabetización financiera influye en la inclusión dentro del espacio laboral. Bozzo y Remeserio (2021) encontraron que los estudiantes la carrera profesional de Derecho no tienen suficiente información para competir al nivel en el ámbito financiero. Asimismo, Gonzales (2020) concluyeron que el nivel de educación financiera es bajo en estudiantes de Educación. Así también, Gutiérrez y Delgadillo (2018) encontraron que los estudiantes de la carrera profesional de Ciencias Económicas y Empresariales conocen sobre finanzas, pero son pocos los que conocen sobre los productos que brindan los bancos. Asimismo, Avendaño et al. (2021) identificaron que los estudiantes universitarios reconocen información financiera pero no saben cómo aplicarla. En esta misma línea, se han encontrado investigaciones sobre educación financiera en estudiantes de las carreras profesionales relacionadas a Administración y/o Economía (Moreno-García et al., 2017; León et al., 2022; Perez et al., 2018; Hernández & Rendón, 2021; Osorno & Hernandez, 2021), y los resultados evidencian que, a pesar de estar estudiando estas carreras profesionales, carecen de conocimiento sobre educación financiera. Por otro lado, el estudio de Valenzuela et al. (2022) sobre educación financiera y endeudamiento dentro de la facultad de Ingeniería y Negocios, evidenció que los estudiantes tienen conocimiento sobre educación financiera y hacen uso de distintos medios de financiación. Asimismo, Pangestu y Karnadi (2020) determinó que la educación financiera influye positivamente en el ahorro de los estudiantes universitarios.
Con base en lo mencionado, surge la necesidad de realizar un estudio cuyo objetivo se centra en describir los resultados de las investigaciones que se realizaron sobre educación financiera en jóvenes de educación superior teniendo en consideración artículos e investigaciones publicados entre el periodo de 2017-2022. La utilidad de la investigación será de brindar información que pueda concientizar sobre la educación financiera ya que implica la toma de decisiones para una mejora en la calidad de vida.
METODOLOGÍA
Para el logro del objetivo de investigación, se ha realizado una búsqueda documental, para lo cual, a decir Arguedas-Arguedas (2009), esta puede ser ordenada mediante una revisión de información; sin embargo, se debe contar con herramientas que permitan discriminar la información identificando la relevancia científica y el tipo de fuente al que pertenece.
Para el estudio, se efectuó una búsqueda bibliográfica de documentos primarios y secundarios en bases de datos y repositorios (Scopus, Alicia, Scielo, Dialnet y Redalyc) con la intención de estructurar los aportes relacionados al tema de investigación y el nivel de información. Las búsquedas se realizaron en idioma inglés y español: en español se utilizaron las palabras o frases de educación financiera, educación financiera en jóvenes de educación superior, educación financiera en universitarios. Y las palabras o frases que se usaron en la búsqueda en inglés fueron: Financial education, higher education youth, university students. Y los criterios de inclusión fueron: año de publicación (artículos publicados en un periodo del 2017 - 2022), diseño del estudio (estudios descriptivos, transversales, exploratorios y no exploratorios) y variable del estudio (educación financiera, educación financiera relacionado con endeudamiento, desigualdad de género, brecha tecnológica y materialismo).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La revisión de la literatura permitió identificar los niveles de educación financiera en estudiantes de educación superior pertenecientes a distintas carreras, niveles económicos, edades y de distintas nacionalidades, información que se presenta en la Tabla 1. Tal es así que, González (2020) a raíz de su muestra de control determinó que, el grupo de estudio conformado por estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación, no cuentan con base teórica en educación financiera, bajo esta misma perspectiva, Bozzo y Remeseiro (2021) con una muestra conformada de estudiantes de Derecho acotan que los conocimientos adquiridos en finanzas no son suficientes, aspecto que conlleva una desventaja con estudiantes de otras facultades quienes en su plan curricular cuentan con mayores materias financieras. Evidenciando así que los estudiantes que no pertenecen a áreas relacionadas a la administración, presentan bajos niveles de educación financiera. Concordando dichos hallazgos con Wong y Burneo (2019) quienes identificaron que los estudiantes pertenecientes a carreras empresariales tienen mejores conocimientos en educación financiera, sin embargo, los temas brindados por las cátedras no están ajustados a la realidad. Pérez et al. (2018) enfocaron su investigación bajo una muestra de estudiantes de la facultad de Ciencias Económico-Administrativas, logrando identificar que solo el 7% de estudiantes no realizan un plan de finanzas y en un porcentaje mayor se identificó que las decisiones financieras del 76% de estudiantes llegan a ser influidas por algún integrante de su familia que cuenta con experiencia en el ámbito financiero. No obstante, Moreno-García et al. (2017) bajo una muestra de 115 estudiantes con edades entre 21-25 años de carreras afines a Finanzas determinó que tienen hábito y conocimiento sobre hacer presupuestos, pero no cuentan con un nivel apto de educación financiera, debido a que hacen uso de tarjetas de crédito, pero no muestran mucha influencia por el ahorro. Al respecto, Zapata et al. (2016) afirman que si no existe una cultura de ahorro esto puede afectar el bienestar financiero y social del individuo e incluso al desarrollo económico del país. De esta manera, un adecuado manejo de las finanzas, permite de manera individual y familiar una correcta distribución de efectivo, teniendo mayor oportunidad si se desea emprender, aplicando el ahorro y la inversión (López et al., 2021).
Asimismo, Avendaño et al. (2021) a partir de la muestra de 307 estudiantes de una institución superior identificaron que solo el 12% no cuenta con tarjetas de crédito y en contraste, más del 85% cuenta con alguna tarjeta de crédito que los asocia a entidades financieras. En relación a ello, León et al. (2022) a partir de su muestra de estudiantes entre 17 - 25 años de edad pertenecientes a áreas Económico-Administrativas de universidades públicas y privadas identificaron que, quienes cuentan con una mayor estabilidad económica son los que poseen un mayor nivel de educación financiera. Décaro-Santiago et al. (2021) en su grupo de estudio conformado por 518 estudiantes de distintas carreras universitarias identificaron que el 58.1% del grupo de estudio lleva un registro de los gastos que efectúa, mientras que un 47.15% realizaron un análisis de los pequeños gastos que realizan y el 53.1 % llega a presupuestar sus ingreso y egresos (Ver Tabla 1).
Asimismo, entre los hallazgos de investigaciones publicadas entre los años 2017 y 2022 se llegaron a incluir aquellos estudios que relacionan a la educación con otras variables, información que se especifica en la Tabla 2.
País | Autor (Año) | Metodología | Aportes / Hallazgos |
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Colombia | Pérez et al. (2018) | Estudio descriptivo de corte transversal. | El 7% no planifica sus actividades financieras. |
Muestra: 59 estudiantes de licenciatura en Ciencias Económico-Administrativas. | El 76% de las decisiones financieras son influidas por algún integrante de la familia con experiencia en el ámbito financiero. | ||
El 51% se preocupa por invertir sus ingresos | |||
Gran porcentaje no opta por ahorrar en entidades bancarias, lo hacen de manera informal. | |||
México | Moreno-García et al. (2017) | Estudio descriptivo de corte transversal. | Los jóvenes de estudios superiores tienen un nivel bajo de educación financiera, en relación con sus variables: uso de tarjetas de crédito, tasa de interés, ahorro e inflación. |
Muestra: 115 estudiantes entre los 21 y 25 años de edad, de clase social media alta y alta, y pertenecientes al último semestre del área Económico-Administrativa. | |||
México | Décaro-Santiago et al. (2021) | Estudio exploratorio. | Sin embargo, cuentan con un nivel de educación financiera aceptable en cuanto a conocimientos y prácticas en la planificación de gastos para la elaboración de presupuestos. |
Muestra: 518 estudiantes de Ingeniería en Computación e Informática, Psicología, Derecho, Contaduría, Administración. | El 53.1% de jóvenes de estudios superiores presupuestan los ingresos y egresos. | ||
El 47.15% ha realizado un análisis de su gasto hormiga. | |||
El 58.1% lleva un registro de los gastos que efectúa. | |||
El 47.9 % de mujeres y el 32.4% de varones cuentan con un fondo de emergencia destinado a cualquier imprevisto. | |||
Los estudiantes de Psicología cuentan con alta incidencia en poseer un fondo de ahorro destinado a imprevistos y los estudiantes de Contaduría cuentan con mayores prácticas para realizar análisis y planeaciones. | |||
México | León et al. (2022) | Estudio transversal | Los jóvenes de estudios superiores que están en zonas metropolitanas con mayor desarrollo económico son los que cuentan con un mejor nivel de educación financiera. |
Muestra: 3600 estudiantes entre los 17 y 25 años de las áreas Económico-Administrativas de 12 universidades públicas y privadas. | |||
Chile | Bozzo y Remeseiro (2021) | Estudio descriptivo. | Los conocimientos en materia financiera adquiridos en el proceso formativo no son suficientes para dotarlos de competencias a nivel usuario-consumidor, por lo que es necesario adaptar a la realidad todo el contenido establecido en los currículos. |
Muestra: 640 estudiantes de cuarto y quinto año de la carrera de Derecho. | Existe un nivel medio bajo de formación de los estudiantes en materias financieras. | ||
Bolivia | Gutiérrez y Delgadillo (2018) | Estudio descriptivo. | El 73.3% poseen conocimientos en materias financieras. |
Muestra: 400 estudiantes del primer ciclo, entre los 17 y 26 años, inscritos en materias que ofrecen las carreras de Ciencias Económicas y Empresariales. | El 66% conoce el concepto de inversión. | ||
El 10% conoce los productos y servicios que brindan las entidades bancarias. | |||
El 7.5% estructura el presupuesto, así como lleva a cabo su ejecución y seguimiento. | |||
El 10.8% de jóvenes de estudios superiores no planifican sus gastos. | |||
Paraguay | González (2020) | Estudio descriptivo de corte transversal y preexperimental. | El Estado, la familia y las instituciones educativas tienen el rol de capacitar y formar en el manejo financiero, debido a que se encuentra una falta de información en base a la educación financiera en el grupo control. |
Muestra: Estudiantes de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional del Pilar. | |||
Colombia | Avendaño, et al. (2021) | Enfoque cuantitativo, no experimental transversal de nivel descriptivo. | En el estudio se identificó que el 12.0% de la muestra no tiene tarjeta de crédito y más del 85.0% cuenta con créditos en alguna entidad financiera. Se percibe interés por conocer sobre finanzas, sin embargo, hay limitaciones en sus habilidades financieras. |
Muestra: 307 estudiantes de pregrado de una institución educativa superior pública de la ciudad de Ocaña. |
Autor (Año) | Variable asociada | Metodología | Aportes / Hallazgos |
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Valenzuela et al. (2022) | Endeudamiento y educación financiera en estudiantes universitarios. | Estudio descriptivo de corte transversal. | Los estudiantes universitarios de zonas rurales asumen al endeudamiento como una alternativa muy valorada. |
Muestra: 181 estudiantes entre 18 y 39 años pertenecientes a la Facultad de Ingeniería y Negocios. | Existe relación positiva media entre endeudamiento y educación financiera. | ||
Las deudas o créditos que adquieren los estudiantes no son los mismos a los que adquiere un empleado o emprendedor. | |||
Ferrada y Montaña (2022) | Inclusión y alfabetización financiera. | Estudio transversal | Existe poca alfabetización financiera a pesar de su escolaridad y experiencia laboral. |
Muestra: 470 estudiantes - trabajadores de 28 años en promedio de carreras profesionales y técnicas. | |||
Hernández y Rendón (2021) | Brecha de género tecnológica en la educación financiera universitaria. | Estudio descriptivo de corte transversal no experimental. | Existe un porcentaje alto de estudiantes que planifican sus gastos. |
Muestra: 3215 estudiantes de áreas Económico-Administrativas de 12 universidades públicas. | El 50% de jóvenes estudiantes ahorran en su hogar. | ||
Pocos jóvenes ahorran o invierten en entidades bancarias, el género más predominante es el masculino. | |||
Osorno y Hernández (2021) | Las desigualdades de género en la educación financiera universitaria. | Estudio descriptivo, de corte transversal, no experimental | El 51.48% de jóvenes poseen una cuenta de ahorro bancaria. |
Muestra: 3649 estudiantes de una edad promedio de 21 años pertenecientes al área de Ciencias Económico - Administrativas. | el 13.04% de mujeres y el 15.52% de varones poseen fondos de emergencia para cubrir gastos. | ||
El 48.81% de los estudiantes ahorran en sus hogares. | |||
Solo el 8.89% invierte sus ingresos. | |||
Las mujeres realizan un presupuesto de sus gastos en mayor medida que al de los varones, sin embargo, presentan carencias en el nivel de educación financiera | |||
Los varones poseen un mayor nivel de educación financiera que las mujeres. | |||
Aunque los estudiantes adquieren conocimientos en temas de finanzas, estos no pueden aplicarlos a situaciones reales. | |||
Pangestu y Karnadi (2020) | Los efectos de la educación financiera y el materialismo en la decisión de ahorro de la generación Z. | Estudio transversal. | Los datos sociodemográficos influyen significativamente en la educación financiera |
Muestra: 430 estudiantes entre 17 y 21 años | El materialismo influye de manera negativa y la educación financiera influye de manera positiva en la decisión de ahorro. | ||
Salas y Ticlla (2022) | Educación financiera y desarrollo de emprendimiento, en estudiantes de educación superior. | Estudio descriptivo correlacional, corte transversal, no experimental. | El 46% opina que su nivel de educación financiera es alto frente al 17% que opina que su nivel es bajo. |
Muestra: 300 estudiantes de un Instituto Público. | El 60% posee conocimientos sobre productos financieros. | ||
Los estudiantes registran sus finanzas. |
En el contexto actual, es necesario poder contar con conocimientos sobre finanzas que permitan abrirnos paso frente a los cambios que genera la globalización ya que el poder de adquisición interviene en las decisiones financieras que se toma. Ante lo mencionado se ha relacionado la educación financiera y la decisión de ahorro en la generación Z, donde Pangestu y Karnadi (2020) a partir de una muestra de 430 estudiantes entre 17 y 21 años identificaron que la educación financiera influye positivamente en la decisión de ahorro, pero creer que el dinero es importante en la vida lo hacen de manera negativa, así como los datos sociodemográficos influyen en la educación financiera frente a este último. Beltran y Gómez (2017) acotan que la edad del individuo está más asociada a su nivel de educación financiera que otros datos sociodemográficos. La inclusión y alfabetización financiera se abordó por Ferrada y Montaña (2022) que encuentran a raíz de su investigación aplicada en una muestra de 470 estudiantes - trabajadores de distintas carreras técnicas y profesionales, que la alfabetización financiera no está ligada a la experiencia laboral y escolaridad, debido a que este tipo de alfabetización es escasa.
Por otro lado, la educación financiera se ha relacionado con variables como endeudamiento, tal fue el caso de la investigación de Valenzuela et al. (2020), donde a partir de una encuesta aplicada a 181 estudiantes entre 18 y 39 años pertenecientes en la Facultad de Ingeniería y Negocios llegaron a concluir que muchos de ellos asumen deudas no al nivel de un empleado, pero que esta es vista como una alternativa valorada por los estudiantes, además que existe una relación entre educación financiera y endeudamiento.
También se abordó la brecha de género tecnológico y la educación financiera bajo una muestra de 3215 estudiantes pertenecientes a áreas Económico-Administrativas de 12 universidades públicas determinando que el 50% ahorran en sus casas y son pocos los jóvenes que ahorran en una entidad financiera, así mismo se estimó un alto porcentaje de estudiantes si planifican sus gastos (Hernandez & Rendón, 2021). Frente a este último hallazgo, Salas y Ticlla (2022), en su estudio también afirman que los estudiantes llevan un registro de sus finanzas, es decir, que realizan un presupuesto, aun cuando Carvajal et al. (2016) identificaron que gran parte de estudiantes no realizan presupuestos debido a la falta de información. Evidenciando así un aumento en los conocimientos financieros de los estudiantes en los últimos años.
En esta misma línea, se pudo llevar a cabo una investigación sobre las desigualdades de género en la educación financiera universitaria, los investigadores Osorno y Hernández (2021) tomaron como muestra a 3649 estudiantes de una edad promedio de 21 años pertenecientes al área de Ciencias Económico - Administrativas, donde los resultados fueron que el 51.48% de jóvenes poseen una cuenta de ahorro bancaria, el 48.81% de los estudiantes ahorran en sus hogares, solo el 8.89% invierte sus ingresos y en relación al género el 13.04% de mujeres y el 15.52% de varones poseen fondos de emergencia para cubrir gastos, concluyendo así que las mujeres pueden hacer presupuestos pero no tienen conocimientos de educación financiera y en relación a ello los varones poseen un mayor nivel de educación financiera. Reafirmando así lo expuesto por la Organización Internacional del Trabajo (s.f.) quienes señalan que más del 50% de mujeres no cuentan con cuentas bancarias y que incluso este género posee pocas oportunidades en la economía
De acuerdo a los estudios, los jóvenes de educación superior cuentan con conocimientos en educación financiera, sin embargo, el no relacionar dichos aprendizajes impartidos por las cátedras a situaciones reales conlleva a que gran parte de los universitarios presenten bajos niveles de educación financiera. En consecuencia, la toma de decisiones no son las adecuadas y éstas repercuten en la calidad de vida. Este problema debe ser atendido no solo desde la educación superior, sino desde la educación básica regular, tal como afirma Cruz (2018) quien sostiene que la educación financiera debe desarrollarse desde los primeros años de formación. Asimismo, Biggio (2022) mencionan que es a través de este tipo de educación donde se genera una base importante para el estudiante, y de esta manera al cursar los niveles superiores de educación, pueda complementar sus conocimientos en relación a la educación financiera, incluso si éstos optan por carreras que no cuenten con cursos que les brinden mayores conocimientos en finanzas; asimismo, estarían preparados para tomar decisiones adecuadas dentro del ámbito financiero a partir de conocer productos, responsabilidades y beneficios que pueden obtener no solo con entidades financieras sino también como efecto de la correcta distribución de sus ingresos.
CONCLUSIONES
A través de la revisión de hallazgos se concluye que el acceso a información que estimule la educación financiera en los jóvenes de estudios superiores permitirá que puedan ser capaces de tomar decisiones financieras adecuadas sin exponerse a adquirir deudas innecesarias; sin embargo, en caso tuvieran la necesidad de adquirir financiamiento estarán en la capacidad de discernir el producto financiero más adecuado a sus ingresos. Desde el punto de vista de la educación financiera esta no solo atribuye información necesaria para evitar deudas y despilfarrar el efectivo con el que cuentan los jóvenes de estudios superiores, que en muchos casos tiene que trabajar mientras estudian para conseguirlo, sino también este tipo de educación atribuye información para que los jóvenes puedan tener mejores hábitos de ahorro, distribución del efectivo de manera más beneficiosa, control de gastos y bases para poder llevar a cabo inversiones que le permitan generar más ingresos. La educación financiera no debe ser tomada como un tema más sino debe abordarse como una asignatura dentro de los planes de estudio donde el estudiante pueda resolver las dudas que se generen en el proceso formativo entre la teoría y la práctica.