Introducción
Aquí se describe la práctica de excluir-incluir entre pares investigadores/as individuales e institucionales (comunidad académica) de áreas científicas diversas a través de su (in)visibilidad editorial según ciertos criterios de saber-poder (Foucault, 1988).
Esto, por un lado, al interior del área disciplinar de la producción de las ciencias sociales en general, y de la sociología en particular. Por otro, al interior de la comunidad académica local que abarca a las diversas áreas de la ciencia, identificándose la supremacía disciplinar de los miembros de las ciencias ‘duras’ y naturales que defendiendo privilegios (simbólicos y no simbólicos) se auto conceden mayores espacios editoriales desde los propios órganos de difusión que crean y controlan en el marco de una disputa, en este caso, de saber-poder entre disciplinas de áreas diversas; relegando a las sociales, asociadas a una legitimidad del quehacer científico de baja calidad.
En ambos casos afectando el cómo se produce, sus resultados, y la particularidad de la constitución de la propia comunidad académica. En un contexto de desarrollo incipiente, débil e inestable de una actividad y comunidad, particularmente de la sociología. Que pone en cuestión como consecuencia necesaria el alcance y calidad de los aportes desde la producción local, en particular de la sociología. Además de su reconocimiento y visibilidad por pares pertenecientes a otras áreas de las ciencias, en espacios no específicos a las ciencias sociales (CONACYT; Ciencia del Sur; Revista de la Sociedad Científica del Paraguay).
Metodología y materiales: orekuete académico editorial como ejercicio
Se describen rastros y efectos de saber-poder concretos que cataliza una de las formas en que opera la práctica del orekuete en el ámbito académico: la editorial. Abordando y dándole nombre en idioma guaraní como categoría de análisis asociada a relaciones y prácticas endogámicas de carácter comunitario, inter pares institucionales e individuales, considerando el contexto de incipiente y débil institucionalidad de la disciplina. Desnaturalizando esta tecnología en el ámbito académico, de uso casi exclusivo en su aplicación al ámbito político (Morínigo 1986; 1995; 2005; Morínigo, J., & Brítez, E., 2004).
Específicamente se analiza el reconocimiento de pares institucionales y/o personales profesionales a través de la inclusión-exclusión editorial, de referencias y citaciones, y de la forma de colaboración e intercambio al interior de la producción sociológica local. Así como en espacios editoriales sobre las ciencias (campos diversos disciplinares) bajo el control y manejo discrecional de los miembros provenientes de las ciencias duras y naturales. Considerando particularmente el cómo de su práctica a través de una de sus estrategias, la de (in)visibilidad editorial. Ni la práctica explica todo respecto a la producción científica, ni la estrategia editorial es la única para desarrollar aquella.
Respecto a la estrategia editorial en particular, dentro de la lógica de interpretación que para obtener legitimidad por parte de los/as profesionales e instituciones de origen para obtener bienes simbólicos y no simbólicos hay que darle visibilidad a lo que se produce - aquello que lo que no se publica no existe y/o el que no publica no existe. A lo que se agrega hoy, además que debe hacerlo en un espacio editorial indexado de alto impacto, según ciertas bases de datos que responden a su vez a determinado criterios por áreas disciplinares de saber-poder.
En la medida que el negocio de las publicaciones incide negativamente en la política de desarrollo científico y tecnológico, tanto al orientar los proyectos de investigación como al evaluar la actividad científica, la alternativa es encarar y salir del negocio de las publicaciones. Eliminar el factor de impacto de las revistas (científicas). Priorizar la publicación en revistas científicas sin fines de lucro, nacionales y regionales. Reformular las políticas de desarrollo de la investigación y rediseñar el Conacyt. Y evaluar el programa Becal y rediseñarlo. (Fogel, 12de mayo de 2018)
Lo mismo es válido para las publicaciones con carácter sistemático de cada uno de los centros que producen y publican en el área de ciencias sociales y humanas. No es casual que salvo excepciones los centros se encuentren en un proceso contemporáneo acelerado de indexación de sus publicaciones. Esto también como legitimación interna hacia afuera (cooperación internacional) u auto referencia-redundancia-circularidad ore para programas como el PRONII -cumpliendo con los criterios y requisitos de acceso, permanencia o promoción de categoría; con la revista que edito, desde mi propio centro, con mis propios prólogos, y artículos.
El arte está en evidenciar lo invisible de la práctica que paradójicamente emerge como dimensión en la lucha por el control de los espacios editoriales, ejerciendo como relación de saber-poder la fuerza de su exclusión.
Al respecto, constituye un aporte sustantivo el estudio de Brunner & Barrios (1987), resultado de su análisis que posibilita darle soporte teórico a la práctica del orekuete desde la institucionalidad particular de los centros:
El campo de la sociología…, tomado como empresa institucional e intelectual, aparece pues a la manera de “una convivencia entre interlocutores que no se re-conocen como tales” trabajando en “ámbitos semiprivados”, al decir de Delich, y como circuitos organizados sobre bases institucionales diferenciadas, segmentos que no se cruzan y se ignoran mutuamente, al decir de Silvia Sigal. Es decir, como un campo débilmente institucionalizado producto de la falta de un eje articulador (la universidad), de la dispersión de los intereses corporativos que nunca llegan a constituirse como tales… (Brunner & Barrios, 1987, p. 73).
Además de los aportes de Delich, Sigal, y de Brunner & Barrios (1987) se cuentan con algunos en el ámbito local, como el de Ortiz & Galeano (2015, p. 7), (GND/CADEP, 2016), Coppari (2017), así como el de Peris (2017).
Sintetizándolos, de manera directa o indirectamente hacen referencia acerca de cómo se da o no el reconocimiento de comunicaciones por los miembros de la comunidad. Según escritos, citas, o confrontaciones adversarias; interlocutores que no se reconocen como tales; como circuitos organizados sobre bases institucionales diferenciadas, segmentos que no se cruzan y se ignoran mutuamente; la ausencia de debates nacionales donde dialoguen líneas de investigación, métodos y resultados; ventajas monopólicas asociadas al ejercicio del poder específico del campo como el acceso a editoriales (espacios de publicación); la dinámica compleja que dificulta los traspasos generacionales, etc. Rastros que pueden ser leídos teóricamente como ejercicio del orekuete académico, impactando en la manera en que se produce, así como en la calidad de la misma, además del juego de exclusión-inclusión a los beneficios en disputa en el campo disciplinar.
Unos pocos nombres se volvieron “clásicos” de la ciencia social latinoamericana en breves años, en parte debido a lo tenue que era la propia comunidad y, en parte, en virtud de las ventajas monopólicas asociadas al ejercicio del poder específico del campo a que esa estructura altamente concentrada daba lugar: acceso a editoriales, acceso a los textos de posgrado en las poquísimas escuelas que impartían esta enseñanza, acceso a los escasos seminarios académicos que entonces se organizaban anualmente. La generación de los primeros sociólogos de la región, su elite más productiva, internacionalizada y visible por lo menos, pudo así acceder a la fama sin pasar por una ardua competencia, en una comunidad todavía bajamente fragmentada. (Brunner & Barrios, 1987, p. 209)
Un detalle importante a destacar en las publicaciones de los centros es el detalle simultáneo que no sólo se da la autorreferencia, sino que se excluye, sin mencionar en la mayoría de los artículos o libros de referencia los estudios en la misma línea de investigación y/o temáticas de los otros pares de los otros centros. Son varias las publicaciones cotejadas en las que no se reconoce ningún aporte por parte de los pares nacionales de otras instituciones, referenciando a veces sólo a autores extranjeros, asociado tal vez, con el tema de las agendas y fondos de cooperación internacional. Haciendo que la exclusión de los pares locales e institucionales sea descriptiva.
Resultados y discusiónFigura 1
Una restricción ‘técnica’ adicional es que las publicaciones indexadas en el área de ciencias sociales y humanas en el ámbito local, es que o bien no están todavía registradas o están entrando en un proceso lento de legitimación y catalogación como ‘Revistas’ científicas reconocidas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Lo que contribuye a que no pocos colegas de otras áreas disciplinares lo usen como argumento lógico o prueba empírica de la irrelevancia de la producción en el área de las ciencias sociales. Haciendo la invisibilidad tautológica. Ni siquiera en algunos círculos académicos de ciertas áreas disciplinares se le reconoce al área de sociales la legitimidad de científicas. Menos aún, cuando no existen pruebas empíricas de su producción según los ámbitos y criterios desde sus áreas disciplinares.
Pero si existe la producción nacional, como ser los casos de la Revista Paraguaya de Sociología (RPS), Estudios Paraguayos, y el Suplemento Antropológico del (CEADUC). Las tres más antiguas y con trayectoria en el medio e internacionalmente. Pero además deben considerarse otras experiencias que se cree se irán desarrollando y afirmando en el tiempo. Muestra de las mismas son: la Revista Internacional de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Asunción (UAA), Novapolis de Geo Germinal, de la Sociedad Científica del Paraguay, del Instituto de Ciencias Sociales (ICSO), Revista Científica de la UCSA, Revista ACADEMO de la Universidad Americana, Revista del CPP (UCA), Cuadernos de Discusión o Pedagógicos (UCA), Revista Científica de la Facultad de Filosofía - UNA, etc. Asimismo, se deberían incluir en el listado, entre otras, revistas de centros públicos y privados de disciplinas afines como economía, ciencia política, demografía e historia, que permiten una mirada transdisciplinar del objeto.
Base de datos condición necesaria para que se vaya más allá de sesgos y criterios de alto impacto (también discutibles), para darle legitimidad, a través de la visibilidad editorial, de la cantidad y calidad de la producción social en el área de sociales y humanas. Lo que sólo es rastreable si el/la que quiere investigar de manera no sesgada, revisa uno por uno los CV de los/as investigadores/as de dichas áreas dentro del Programa PRONII.
Discusión más velada que expresa entre investigadores/as de áreas diversas, donde algunos/as continúan restringiendo el concepto de científico a algunas de las mismas, sosteniendo exclusiones, y legitimando beneficios del tipo ore, considerando ciertas bases de datos (Scopus y Web of Science -WOS) que justamente se especializan en temas específicos y/o que no constituyen el espacio más habitual de otras áreas como la sociales y humanas. Dando una imagen errada parcial y sesgada acerca de su productividad y presencia editorial (Ciencias del Sur, 2017). Así como muy discutibles los criterios de alto impacto, según quién, para qué, y en qué áreas de influencia.
“La doctora…, del Centro de Desarrollo de Investigación Científica (CEDIC), quien se encuentra dentro del ranking, afirmó a Ciencia del Sur que es injusto comparar la cantidad de publicaciones sin delimitar mejor las áreas específicas, porque cada rama tiene su forma de trabajo… Dijo que, al momento de presentar una producción científica a alguna revista de alto impacto, en ocasiones, rebota de revista en revista, porque se presentan conflictos de intereses” (Ciencias del Sur, 2017; cursivas mías)
Si bien el autor del estudio sobre la productividad de la ciencia paraguaya, según la “Medición de la productividad de la ciencia paraguaya en debate” (Ciencias del Sur, 2017) explicita que supuso una búsqueda limitada, vuelve a sorprender que todos/as los investigadores/as consultados en la nota sean de las ciencias naturales o formales, ninguno de las sociales. Así una comentarista de la columna pregunta: “¿Se consultó con algún investigador del área de Ciencias Sociales?” (Comentarios de ‘Lorena’ en: Ciencias del Sur, 2017).
Esta es la misma línea argumentativa, excluyente-incluyente orekuete de otros colegas de las ‘ciencias’ médicas, biológicas y de áreas ‘duras’ afines que asocian ciencia como sinónimo de naturales o formales, y a un método único, desde los supuestos de la ciencia tradicional (unidad de la ciencia, realismo, estructura deductiva o continuismo, internalismo-demarcación, etc.).
El plural de las áreas y sus objetos respectivos parecen no reconocerse, no se reconoce el cambio de ‘Gestalt’ ni su consecuente discontinuidad en la teorización que implica. Lo que Verón (1972) denominaba pertinencia máxima, al referirse a la diferencia cuantitativa a los distintos grados de pertinencia que pueden tener los conceptos que forman el cuerpo teórico de una disciplina, para el estudio de algún aspecto de la actividad científica misma. No como diferencia cualitativa entre las ciencias humanas y las no humanas como dos tipos distintos de ciencias. Remitiendo al problema de la objetividad científica como un problema empírico vinculado con las condiciones de funcionamiento de la ciencia como institución social, sistema de acción social, y no solamente una cuestión epistemológica-metodológica (Kuhn, 1971; Chalmers, 1988; Hacking, 1985; 1981; Caballero, 2016, 2016a, Caballero 2016b, 2017).
“Al parecer, al día de hoy todavía persiste una creencia estereotipada de que hacer investigación es sinónimo de enfrascarse en un laboratorio, contar con una serie de instrumentos, tener equipos complicados y manejar fórmulas matemáticas en extremo enigmáticas. La utilidad es celebrada y valorada por los muchos progresos y por la incidencia de los avances en la vida cotidiana. Ante esta abrumadora e incontestable realidad, intentar acreditar “verdades” en consonancia con estilos metodológicos alternativos, no podrían legitimarse tan fácilmente.” (Silvero, 2015)
Eso hace aparecer que las ciencias humanas y sociales no cuentan con publicaciones de alto impacto indexadas en el ámbito tanto local como del extranjero, lo cual es falso, y que sus intelectuales, no simplemente técnicos de estas áreas, son parte de proto ciencias y pseudo científicos. Tal vez no se tenga la capacidad de comprensión, o de aceptar la diversidad en las maneras de hacer ciencia en plural, según su objeto, ni el carácter multiparadigmático al interior de las ciencias sociales. Aquí se reconoce dicha diversidad, consciente de asumir una orientación y posición, sin negar o desconocer a las otras, y tal vez hasta su inconmensurabilidad. El objeto es diverso, las estrategias varían en función del mismo, no existiendo una ciencia y un método (ciencia tradicional-tesis kuhnianas), sino áreas científicas diversas con el denominador común de la rigurosidad metódica. Con un objeto que se les escapa onto, epistemológica, teórica y empíricamente (Follari, 1998; 2000; Kuhn, 1971, 1978; Chalmers, 1988; Ritzer, 1980; 1993; 2002a; 2002b; Hacking, 1985).
“Llama también la atención que la mayoría de los investigadores mejor rankeados (18 de 34 investigadores, 53%) pertenezcan a una sola disciplina, la patología, profesión médica laboratorial. Es decir, más de la mitad de toda la producción científica del país se debe a un solo dominio del saber… Más increíble y anómalo es que el 70% de todas las publicaciones científicas en revistas indexadas del Paraguay sean del área de la patología…. Además, estas publicaciones patológicas son de un nivel bajo a mediano y de valor más clínico y aplicado que fundamental.” (Ciencia del Sur, 2017e)
También nos llama la atención, sólo que cuestionamos las fuentes y sus presupuestos. En el decir de Chalmers (1988, p. 19), los enunciados observacionales -verdad de los mismos- presuponen la teoría, pero, siempre el inestimable, pero, una deducción lógicamente válida -lógica y deducción- por sí sola no puede establecer la verdad de los enunciados fácticos de partida tomados como premisas. La lógica de la deducción no asegura la verdad de la premisa ni de la conclusión. Así pues, según Chalmers, la lógica deductiva por sí misma (su propia sustancialidad) no puede actuar como fuente de validación de enunciados verdaderos acerca del mundo.
Si al colega de la cita arriba le llama la atención tal estado de cosas, debería de reveer sus supuestos de partida. Las ciencias sociales existen, vaya si producen, y existen revistas renombradas localmente y en el exterior en las cuales los/as profesionales del área publican asiduamente. Al menos debería ponerse bajo sospecha tal sesgo.
Por otro lado, si bien los efectos del orekuete académico-editorial emergen con mayor persistencia en la reproducción respecto al modelo centros de producción, los mismos no son privativos a éste ámbito, y también se practican dentro y entre los espacios universitarios y otras entidades (sociedades -Científica del Paraguay-, medios de divulgación científicos, como Ciencia del Sur), y entre estos y los centros.
“Deben ser más cuidadosos a la hora de recurrir a los números. Hay varias áreas que no están en el horizonte de esta lógica. Vuestra revista tiene condiciones de revisar con ojos críticos las bases de datos y ponerse por encima de esos parámetros tan de moda en estos tiempos. Pues si siguen con esta tesitura tan estrecha, muchos investigadores desaparecerán por obra y gracia de esta práctica que no es otra cosa que un “sicariato epistemológico” … No he visto nada de Meliá por ejemplo…” (Comentarios de Antonio Medina en Ciencias del Sur, 2017; cursivas mías).
Ni de Melía ni de ninguno/a de los Investigadores/as categorizados/as en el PRONII en las áreas de sociales y humanas. Y esto aplicado al interior del propio PRONII del CONACYT, con exigencias diferenciales para el cambio de categoría o reconocimiento según el área de procedencia profesional de los investigadores/as. Pueden verse así los “Criterios de evaluación de referencia (Convocatoria 2013)” según las áreas: Ciencias Agrarias, Naturales y Botánica, Ingenierías y Tecnologías, Matemática, Informática, Física, Ciencias de la Salud, Biología Animal y Química Ciencias Sociales y Humanidades (“Convocatoria PRONII 2015” (http://www.conacyt.gov.py/node/610). A unos se les pone como condición sine qua non el Doctorado estrictu sensu, y a otros, provenientes de otras áreas no -“o producción científica equivalente”, porque de hecho los consideran más científicos que a los/as otras, al menos requiriendo sus títulos como pruebas de su idoneidad (“Convocatoria PRONII 2017”, en: https://cienciadelsur.com/2017/08/03/conacyt-llamado-pronii-2017/).
“Por otro lado, el ranking de los investigadores paraguayos con más de 10 publicaciones en Web of Science (WoS) entre el 2002 y 2015 está liderado por el doctor Antonio Cubilla, Premio Nacional de Ciencias y editorialista de Ciencia del Sur, con 140 publicaciones; el doctor Alcides Chaux, director de investigación y divulgación en la Universidad del Norte y columnista de Ciencia del Sur, con 125 publicaciones; el doctor George J. Netto, de la Johns Hopkins University, con 63 publicaciones; la doctora Elsa Velázquez, directora de Dermopatología en el Miraca Life Sciences Research Institute, EE. UU., con 57 y la doctora Antonieta Rojas de Arias, directora del CEDIC y presidenta de la Sociedad Científica del Paraguay con 41 publicaciones registradas. Los mismos están relacionados a las áreas de ciencias médicas y salud y ciencias biológicas. En cuanto a las publicaciones, las revistas donde más publican los paraguayos son: Modern Pathology, Laboratory Investigation, American Journal of Surgical Pathology, American Journal of Tropical Medicine and Hygiene. La lista se completa con Human Pathology, Plos Neglected Tropical Diseases, Archivo Argentino de Pediatría, Memorias do Instituto Oswaldo Cruz, la Revista Chilena de Infectología y el Journal of Ethnopharmacology.” (Ciencia del Sur, 2017a).
Esto, según el portal Web of Science, donde el tercer puesto lo ocupan las ciencias sociales con el 6,68% (Ciencia del Sur, 2017a), interesante ver otras revistas, espacios editoriales, bases de datos, donde se cubra de manera combinada el 100% de lo que publican los cientistas sociales y de humanidades. Claro está, que según ciertos colegas estas revistas, tanto nacionales como extranjeras, no son científicas, disciplinarmente, y/o esgrimiendo criterios ‘hacia dentro’ de indexación y de alto impacto.
A pesar de las dificultades restrictivas del medio local, lo absurdo es negar los cientos de publicaciones de calidad por colegas del área de humanidades y sociales, directamente ignoradas, no reconocidas o simplemente rebajadas a un carácter de pasquines de sentido común. Esta es una forma de autoafirmación de privilegios y exclusión de la práctica del orekuete académico, ligado a las luchas y disputas al interior de la comunidad académica autóctona.
“… Sin embargo, la primera sorpresa del estudio es que la mayor parte de los científicos más prolíficos provienen de las ciencias médicas y de la salud. 2. ¿Por qué no están incluidos los científicos naturales ni los humanistas? En nuestro estudio no están aparecen investigadores de ciencias naturales, las ciencias físicas, las ciencias sociales ni las humanidades, por diferentes motivos. El principal es que no figuran en Scopus ni Web of Science, sino en otras bases de datos o repositorios. El DEI se encargará de confeccionar indicadores de acuerdo a las áreas de investigación para conocer a los científicos más destacados en cada parcela de la ciencia.” (Ciencia del Sur, 2017c)
Asimismo, esta discusión puede aplicarse a la propia “Revista de la Sociedad Científica del Paraguay”, donde claramente emergen estas posturas y contradicciones entre prácticas y discursos. Así, en su sitio web expresa: “La Revista de la Sociedad Científica del Paraguay (ISSN 0379-9123) es una publicación semestral de carácter académico arbitrada que incluye ensayos y resultados de investigaciones orientadas a la ciencia y a sus aplicaciones tecnológicas. Se consideran las ciencias físicas, químicas y matemáticas, así como las ciencias naturales y las sociales.” (http://sociedadcientifica.org.py/revista-cientifica/).
Sin embargo, en la propia Revista (Revista de la Sociedad Científica del Paraguay Vol. 21 Nº 1 Junio, 2016:125), en sus ‘Orientaciones para los autores’ dirá: “La Revista de la Sociedad Científica es una publicación semestral de carácter académico de acceso libre y gratuito que incluye ensayos y resultados de investigaciones orientadas a la ciencia y a sus aplicaciones tecnológicas. Se consideran las ciencias factuales y las formales… Los artículos en general, deben estar relacionados a trabajos originales, ya sea en aspectos teóricos, técnicas o aplicaciones en cualquiera de los campos científicos…. Los artículos de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales constarán de las siguientes secciones: …”.
Si a esto se le agrega la revisión de sus publicaciones, se puede apreciar el dominio casi total de estas últimas, con contadas contribuciones desde las ciencias sociales y humanas. Asimismo, viendo desde que disciplinas predominantemente provienen los miembros del Consejo Editorial. (http://www.revistasociedadcientificadelparaguay.org/nosotros.html)
Los científicos… son… hombres ligados a la resolución de problemas concretos de investigación, que suelen ser inconscientes de los supuestos teóricos de su actividad. Es esto lo aportado por la noción kuhniana de paradigma, y ayuda a desmitificar la noción de lo que son los científicos, su actividad y sus productos. La mayoría de los científicos cree habérselas directamente con la realidad, no asume estar mediado por supuestos conceptuales específicos. Los científicos -en consonancia con lo anterior, y en contra de posiciones como la de Popper- no es un desinteresado buscador de verdades, sino un sujeto socialmente condicionado que busca, en primer lugar, legitimarse dentro de la comunidad científica. El elemento objetivo de su posición no es la referencia a una realidad incontaminada, sino a una situación social objetiva dentro de un campo de relaciones de poder en el aparato institucional de los científicos, el campo (Bourdieu). Los científicos no buscan abstracto conocimiento, sino concreto reconocimiento. (Follari, 1998, p. 3)
Conclusión
La mirada desde un ámbito científico al otro representa relaciones de saber poder de visibilización-competencia de la otredad, y por tanto, de disputa editorial, que incluye la distinción como élite asociada a determinados campos de estudio y sus bases de datos autorreferentes. La mirada, tal vez inconsciente, no es epistemológicamente horizontal. El sicariato epistemológico, tal vez expresa, algo menos científico, académico, las disputas del homo academicus por bienes simbólicos, y no simbólicos, dinero, prestigio y poder.
La discusión acerca de cuánto, quiénes, de qué área científica publican y dónde lo hacen, problematiza que la categoría de investigadores/as no hace necesariamente a la de comunidad académica todavía incipiente, en formación, y posicionamiento en un campo en disputa por bienes simbólicos y no simbólicos. Esto, tanto al interior del área de ciencias sociales, y particularmente de las instituciones que producen sociología, como al interior del campo científico que abarca las diversas áreas disciplinares -editorial o de categorización (Conacyt), donde aquellas son descalificadas -en calidad y cantidad- respecto a las duras, naturales y/o formales.
El desarrollo de una comunidad académica supone ante todo el reconocimiento entre pares de las diferentes áreas de manera inclusiva con igualdad y con equipad que el concepto de par implica, pensando en la actividad científica y el espacio editorial como el ámbito común a todos/as los/as investigadores/as.
Espacios editoriales diversos, libros, informes, columnas de periodismo científico, criterios de permanencia y pasaje de categorías en el PRONII, el abordaje y construcción de bases de datos, con una mirada y praxis ñande que contemple la diversidad de las ciencias y sus particularidades diferenciales de aproximación a sus respectivos objetos de estudio.