INTRODUCCIÓN
Las infecciones por parásitos intestinales constituyen un importante problema de salud pública por sus altas tasas de prevalencia y amplia distribución mundial, sobre todo en las regiones tropicales y subtropicales, siendo la población infantil la mayormente afectada1,2.
Las parasitosis intestinales constituyen un grupo de enfermedades con una alta prevalencia, las cuales comprometen al individuo, a la familia y a la comunidad. Desde el punto de vista epidemiológico, la contaminación fecal del suelo, el deficiente saneamiento ambiental y la mala higiene personal son, sin duda, los factores más determinantes que condicionan estas enfermedades; es decir, no sólo las carencias económicas, sino las culturales, afectan al individuo en su salud3.
Es por ello que las parasitosis intestinales representan un marcador de atraso socio-cultural; además, constituyen un índice de contaminación fecal. Sin embargo, lo más preocupante es que sus prevalencias han variado poco en los últimos 60 años en América Latina, permaneciendo elevadas4.
Se ha demostrado que los programas de atención primaria de salud bien aplicados son efectivos en la lucha contra las parasitosis intestinales; por lo que se hace necesario una implementación de programas de salud enfocados en la educación sanitaria y el saneamiento ambiental5, pero antes de implementar las posibles medidas de control es necesario conocer los determinantes locales de estas enfermedades. De allí la importancia de realizar estudios epidemiológicos sobre el problema6.
Las poblaciones indígenas se encuentran dentro de los grupos más vulnerables a las parasitosis, debido a que tienen ingresos bajos, viven en condiciones deficientes y carecen de acceso adecuado al empleo, educación, el agua potable, la alimentación y los servicios de atención de salud.
La comunidad Ache ubicada en la ciudad de Naranjal, Alto Paraná no cuenta con red de aguas, ni lugares adecuados para el depósito de las excretas y basura, lo cual, aunado a los escasos recursos económicos, dan lugar propicio para el desarrollo de diversas enfermedades, en especial las enteroparasitosis; generalmente, las viviendas están constituidas por un solo ambiente, albergando a un elevado número de habitantes, lo que conlleva a que se instale el hacinamiento.
El objetivo del trabajo fue evaluar la prevalencia de enteroparásitos en niños menores de 15 años de una comunidad Ache de Naranjal, Alto Paraná.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño metodológico: El diseño de estudio es del tipo observacional prospectivo de corte transverso.
Población: El universo lo constituyeron los 132 niños menores de 15 años de la comunidad Ache de Naranjal y la muestra estuvo formada por todas los niños con aislamiento positivo de enteropatógeno cuyos padres aceptaron participar y que eran residentes permanentes en la comunidad.
Criterios de inclusión: Niños y Niñas menores de 15 años de la comunidad Ache de Naranjal que previo consentimiento de su tutor legal accedieran a participar del estudio.
Criterios de exclusión: Pacientes menores de 15 años sin tutor legal, o que no asienta a participar del estudio aun con autorización de sus tutores.
Procedimiento de la investigación: La investigación fue de tipo transversal y consistió en la recolección de muestras fecales en octubre de 2013.
Después de obtener el consentimiento por escrito de cada habitante participante se investigaron datos de identificación y epidemiológicos de interés. Los mismos fueron anotados en un instrumento de recolección de datos.
Para la recolección de las heces se les explicó a los habitantes el procedimiento para la recolección de las heces y luego se les entregó el envase recolector apropiado.
Análisis de muestras fecales: Las muestras fecales frescas obtenidas por evacuación espontánea fueron sometidas a las técnicas del examen directo, método de Kato, cultivo en placa de agar y coloración de Kinyoun7.
Posteriormente una porción de la muestra fue preservada en formol al 10% y analizada mediante la técnica de formol-éter8 en el Laboratorio del Hospital Regional de Ciudad del Este.
Análisis de datos: Con la información obtenida se construyó una base de datos en Excel ® para Windows.
Para el análisis de los resultados se utilizaron frecuencias relativas (%). También se usó la prueba ji al cuadrado (? 2) con un intervalo de confianza de 95% para demostrar la independencia entre las variables
RESULTADOS
Datos demográficos y clínicos generales
De un total de 132 muestras fecales provenientes de igual número de individuos de ambos sexo y menores de 15 años, 112 fueron positivas para algún enteroparásito (85%).
De la población total estudiada, 69 (52%) eran del sexo femenino. En el grafico 1 podemos observar la distribución del sexo en la población que no arrojo resultado significativo (p=0,5).
La media de edad fue de 5 años con una desviación estándar de 4. En la tabla 1 se muestran a los individuos estudiados por rango etario y sexo.
Del total de pacientes estudiados, 112 pacientes se aisló algún parasito (85%), la diferencia entre niños y niñas no ha sido significativa en ambos grupos (p=0,07) (Grafico 1).
Un total de 7 especies de enteroparásitos fueron diagnosticadas, siendo los protozoarios los más frecuentes (69%). En este grupo los más prevalentes fueronGiardia lamblia(46%),Blastocystis hominis(33%) yEntamoeba coli(21%).
Cabe destacar la presencia de 7 casos deCryptosporidium parvum(6%). Entre los helmintosAscaris lumbricoides(43%),Trichuris trichiura(31%) yStrongyloides stercoralis(26%) resultaron los más prevalentes (Tabla 1).
La monoparasitosis se observó en un total de 31 (27.6%) pacientes, mientras que se observó un total de 81 (72.4%) pacientes con poliparasitismo. Y el rango etario más afectado fu el de niños de 2 a 6 años sin diferencias significativas entre nos varones de las niñas, tal como se observa en laTabla 2.
Los datos de laboratorio utilizados asociados a la parasitosis, como diarrea y estado nutricional, arrojaron los resultados demostrados en la Tabla 3.
DISCUSIÓN
Se determinó una elevada prevalencia de parasitosis intestinales (85%), esta cifra coincide con aquellas obtenidas por varios investigadores en diferentes zonas del país. Estas elevadas tasas de infección en general son un reflejo de la situación en la que viven los habitantes de este tipo de comunidades, entre ellas saneamiento ambiental deficiente y condiciones socioeconómicas precarias9.
Ambos sexos fueron afectados por igual, coincidiendo este hallazgo con la mayoría de los estudios realizados sobre parasitosis en comunidades rurales y suburbanas10.
No hubo diferencias significativas con relación a las parasitosis y los pacientes no parasitados según el sexo. Posiblemente debido a que todos están expuestos a los mismos factores que determinan las parasitosis o tienen los mismos hábitos higiénicos y, por consiguiente, la población es afectada por igual. Ese hallazgo también coincide con el de otros autores11.
Como en otros estudios, el poliparasitismo fue un hallazgo común, lo que demuestra un elevado nivel de transmisión debido a que existen las condiciones para ello12.
El parásito más prevalente fueGiardia lamblia(46%), lo cual coincide con la mayoría de los estudios realizados en la última década en diversos grupos poblacionales de varias partes del mundo que revelan que se trata de un patógeno emergente de elevada prevalencia aunque de patogenicidad discutida13.
Después deG. lamblia, los protozoarios comensalesBlastocystis hominisyEntamoeba colidestacaron por su prevalencia relativamente alta. Si bien su identificación carece de importancia clínica, tiene gran significado epidemiológico pues su presencia indica contaminación fecal del agua y/o alimentos en la comunidad evaluada14.
La prevalencia de coccidios intestinales fue relativamente baja (6% paraC. parvum). Como en otros estudiosC. parvumfue el coccidio intestinal más común. Recientemente Devera et al.15 determinaron una elevada prevalencia deC. parvum(9%) entre indígenas de una comunidad al sur del Bolivia.
En cuanto a las asociaciones parasitarias, en la mayor parte de ellas se encontraba un protozoario acompañando de otro protozoario.Blastocystis hominisyEntamoeba coliresultaron los parásitos más frecuentemente asociados, coincidiendo con varios estudios realizados en el estado Bolívar, en Venezuela16.
En cuanto al estado nutricional de los pacientes estudiados, la talla baja es un factor común en los pacientes, con más del 50% de la población parasitada y con el 45% de la población no parasitada, no encontrándose asociación para el estado parasitario, al igual que la desnutrición como factor coadyuvante en el estado parasitario.
Si se encontró una relación directa entre el estado parasitario y el antecedente de diarrea.
CONCLUSIÓN
La elevada prevalencia de parasitosis intestinal encontrada no sólo obedece a factores ecológicos, sino también a factores socio-sanitarios, ya que se pudo verificar que la comunidad presenta deficiencias en el saneamiento ambiental básico. Además, las condiciones económicas.
Todo esto engloba lo que ha sido llamado por algunos autores la etiología social de las parasitosis intestinales17.
En conclusión, se determinó una elevada prevalencia de parásitos intestinales (85%) en habitantes de la comunidad Ache de Alto Paraná, sin predilección por el sexo o la edad, con predominio de los protozoarios, en particular deGiardia lamblia(46%).