Estimado Editor
He leído atentamente el artículo editorial titulado: “Poner fin a la Epidemia del sida en el Paraguay para el 2030 - Quo vadis?”, de la Dra. Aguilar 1, publicada por su distinguida revista, donde destacan los grandes avances realizados en materia de investigación y estrategias en la meta de ponerle fin al sida para el 2023, al respecto me gustaría dar algunas reflexiones, cuanto sigue:
Hace 42 años, el 5 de junio de 1981, el Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad de los Centros para el Control de Enfermedades describió 5 casos de neumonía por Pneumocystis en hombres homosexuales, en la actualidad sigue existiendo una gran necesidad, la última década ha visto éxitos científicos y programáticos con respecto a las prioridades del VIH/sida que definimos después de 30 años de sida 2. Se han ampliado las intervenciones existentes y se han introducido nuevas herramientas, como la Profilaxis preexposición (PrEP) y los preparados farmacológicos de larga duración. Se han aclarado las funciones de la prueba del VIH y la terapia antirretroviral (TAR para el tratamiento y la prevención, y se ha demostrado la necesidad de un TAR inmediato para todas las personas infectadas por el VIH. La respuesta mundial al VIH/sida se ha sostenido, se ha mantenido la financiación y el mundo se ha mantenido centrado en los ODS 3.
La cuarta década del sida comenzó a raíz de la crisis financiera mundial y la pandemia de influenza (H1N1) y está terminando en medio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Si bien se ha logrado un progreso sustancial hacia la reducción de las muertes maternas, la mejora de las tasas de supervivencia infantil y la ampliación de los programas para el VIH/sida, la malaria y la tuberculosis, la última década ha sido testigo de importantes brotes de enfermedades y un enfoque consecuente en la seguridad de la salud. Debido a sus efectos sociodemográficos, el sida se presentó como un problema de seguridad en los debates de las Naciones Unidas a principios de este siglo. Con la ampliación masiva del tratamiento y la prevención, el VIH/sida ahora se percibe como otra prioridad de salud pública en lugar de una emergencia de seguridad 2.
El sida ya no se encuentra entre las 10 principales causas de muerte a nivel mundial y ahora se considera ampliamente como una enfermedad médicamente manejable. La priorización y el financiamiento del VIH/sida pueden estar justificados por los grupos de jóvenes afectados y su naturaleza de por vida, pero esta visión puede ser cada vez más cuestionada. En los próximos años, los programas de VIH/sida deben mostrar una buena gestión fiscal y resultados epidemiológicos, y los países afectados deben asumir una mayor parte de la carga de la enfermedad 3.
Las epidemias más dramáticas de los últimos tiempos (COVID-19, Ébola y VIH/sida) involucran agentes biológicos y desafíos bastante diferentes, pero también plantean temas y preguntas comunes. Se necesitan especialmente respuestas globales a los desafíos que trascienden las fronteras nacionales. La emergencia de patógenos se ve potenciada por la globalización, pero se necesitan sistemas globalizados para hacer frente a una emergencia mundial interconectada 2.
Se requiere honestidad con respecto a la preparación y la vigilancia. La epidemia de ébola en África occidental se volvió tan grave porque los 3 países afectados habían sido abandonados durante años y no tenían una infraestructura de vigilancia y salud pública que funcionara. No podemos decir que el SARS-CoV-2 fue completamente inesperado; la literatura sobre las amenazas de pandemia es voluminosa. El SARS en 2002-2003 fue grave, pero no generalizado; la pandemia de influenza (H1N1) de 2009 fue generalizada pero no grave. Es arrogante suponer que la gravedad y la propagación del patógeno siempre se segregarían, pero no estábamos preparados. Quizás la verdadera preparación solo existe en el ejército, donde el personal se entrena continuamente para guerras que esperan que nunca sucedan 4,5.
Como resultado de los avances tecnológicos, como la secuenciación del genoma completo, el progreso científico sobre la COVID-19 ha sido asombrosamente rápido en comparación con las primeras investigaciones de laboratorio sobre el VIH 2,4. Esperamos no ver una repetición de la historia temprana de TARV, con avances científicos relacionados con COVID-19, y específicamente vacunas, que no son accesibles de manera rápida o equitativa en todas partes. El “nacionalismo de las vacunas” es un nuevo término que plantea el espectro de grupos de menor riesgo en países de altos ingresos que reciben la vacuna antes que, por ejemplo, los trabajadores de atención médica de primera línea en entornos de bajos ingresos 5. Los trabajadores de la salud se han visto afectados de manera desproporcionada por el ébola y el COVID-19, lo que destaca la necesidad de una inversión mucho mayor en la prevención y el control de infecciones en los entornos de atención médica en todo el mundo.
Aunque inicialmente fue lenta, la respuesta al VIH/sida a lo largo de los años ha sido un faro en la salud mundial por el respeto de las personas y sus derechos y por la equidad en la salud. Se requiere más reflexión con respecto a lo que nos han enseñado las respuestas al VIH y al ébola y cómo podrían ser relevantes para COVID-19 y otras epidemias futuras.
Contribución de los autores:
Rios-González, CM: participó en la concepción y diseño del trabajo, recolección, análisis e interpretación de datos, preparación del artículo, revisión crítica y aprobación final.
Conflicto de intereses: El autor no declara conflictos de intereses.
Fuente de Financiación: Autofinanciado.