INTRODUCCIÓN
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos para los seres humanos y animales, producidos por ciertas especies de hongos filamentosos1 que pueden causar intoxicaciones crónicas o agudas, que se manifiestan de diversas maneras según el tipo y cantidad de micotoxina ingerida2. Debido a que pueden contaminar los alimentos durante su producción, procesamiento industrial y vida de anaquel, la gestión de riesgo de estos compuestos fúngicos es sumamente compleja, especialmente en países tropicales donde las condiciones ambientales son favorables para el crecimiento y el metabolismo secundario de los hongos productores de micotoxinas3,4. Representan un riesgo para la salud pública global en especial en poblaciones vulnerables como los lactantes2,5.
Las aflatoxinas (AF) son las micotoxinas de mayor importancia debido su distribución, toxicidad y estabilidad6,7. Contaminan diversos sustratos, principalmente oleaginosas, cereales y diversos tipos de granos. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC por sus siglas en ingles) las clasifica en el grupo 1, cancerígena en humanos, además son termoestables, considerando que se descomponen a temperaturas de aproximadamente 300°C, ningún proceso de esterilización de alimentos y cocción alcanza esta temperatura8,9. La ocratoxina A (OTA), otro grupo de micotoxinas cuya presencia ha sido reportada en diversos sustratos que incluyen cereales, frutas y derivados10, son clasificadas por el IARC dentro del grupo 2B, posible cancerígeno en humanos(8). Un tercer grupo corresponde a los tricotecenos incluyendo toxina T2 (T2) y deoxinivalenol (DON), también reportados en cereales8,13 El IARC clasifica a DON y a T2 dentro del grupo 3, no cancerígeno en humanos10.
En cuanto a las fumonisinas (FUM), pertenecen al grupo 2B posiblemente carcinogénicas en humanos (IARC)8; la zearelanona (ZEA), del grupo 3 se considera no cancerígena11.
La presencia de micotoxinas en alimentos comerciales para lactantes ha sido reportada alrededor del mundo de manera creciente y sostenida, sobre todo en países en vías de desarrollo12,13,14. En consecuencia, se han establecido normativas sobre los límites máximos de estos contaminantes. Paraguay no cuenta con regulaciones que indiquen los niveles máximos de micotoxinas tolerados en alimentos comerciales para lactantes. Sin embargo se han detectado tricotecenos en trigo y derivados15,16, en leche sachet17 y, bebidas alcohólicas18.
Los lactantes son una de las poblaciones más vulnerables al efecto de las micotoxinas, tienen sistemas inmunológicos inmaduros con mayor índice de metabolismo19.
Considerando todo lo expuesto anteriormente, el objetivo de este trabajo fue detectar y cuantificar la presencia micotoxinas en alimentos de lactantes, tipo purés y colados, comercializadas en el Área Metropolitana de Paraguay.
MATERIALES Y MÉTODOS
Este trabajo corresponde a un análisis secundario del proyecto “Ocurrencia de micotoxinas en alimentos comerciales y leche para bebe en el Área Metropolitana, Paraguay”, adjudicado por el programa Prociencia con el código PINV 15-76, a la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (CAPECO), la Universidad Nacional de Asunción (UNA) por medio de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FACEN) y el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT).
Corresponde al análisis de alimentos comerciales para lactantes de 6 a 12 meses de edad de acuerdo al etiquetado, presentados como colados y preparados o picados, en frascos de vidrio. Estas constituyeron la unidad de análisis. Se realizo un estudio observacional descriptivo de corte transversal con muestreo aleatorio simple. La colecta de los productos se realizó durante el mes de enero de 2018, de farmacias y supermercados de Asunción, y Área Metropolitana (San Lorenzo, Luque, Fernando de la Mora y Mariano Roque Alonso). Se excluyeron aquellos que se encontraban alterados o con fecha vencida.
Los productos fueron transportados al Laboratorio de Biotecnología del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas, Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica (CEMIT-DGICT) de la UNA y almacenados en condiciones adecuadas para el análisis.
Para la cuantificación de las micotoxinas se tomaron 20 g de del producto comercial y se realizaron seis determinaciones de cada unidad. La detección y cuantificación de micotoxinas se realizó utilizando los kits Agraquant de Romer Labs, específicos para cada micotoxina, utilizando el método ELISA. Los límites de detección y rango de cuantificación se encuentran en Anexos. Para la extracción de las Aflatoxinas (AF), tricotecenos (T2), Ocratoxinas (OTA), Deoxinivalenol (DON). Fumonicinas (FUM) y Zearelanona (ZEA) se utilizó metanol 70%; Deoxinivalenol (DON) fue extraído con el uso de agua desionizada.
La comparación de las medias de la concentración de las micotoxinas fue realizado con el paquete estadístico Infostat®20 utilizando el análisis de varianza (ANOVA) con un intervalo de confianza del 95% a través de la prueba de Tukey, considerando un error alfa del 5%.
RESULTADOS
Se incluyeron 66 productos comerciales: 39 preparados o picados y 27 colados, distribuidos de acuerdo a su composición: de los preparados (n=39) fruta (n=11), fruta con avena (n=9), pollo, legumbres y pasta (n=10), yema de huevo, carne y legumbres (n=9). Los colados (n=27) fueron de fruta A (n=10), fruta B (n=10), y fruta C (n=7).
En el 100% de las unidades de análisis, (frascos) se detectaron micotoxinas. El 39% correspondió a AF, 39% a T2, 18% a OTA y 4% a DON. Los niveles de FUM y ZEA se encontraron por debajo de los límites de detección de la técnica utilizada en este estudio.
La cuantificación de las diferentes micotoxinas detectadas, valores en µg/kg en las dos presentaciones, preparados o picados y colados, se encuentran en la Tabla 1.
Analizando las micotoxinas más prevalentes y su relación con la presentación de los alimentos (colados o preparados o picados), para las AF y T2 los valores se encuentran en la Tabla 2.
Se analizaron las concentraciones de las principales micotoxinas de acuerdo a la composición de cada presentación, colados o preparados o picados. Se observan las diferencias en las concentraciones medias en cada presentación y composición (Tabla 3).
En cuanto las OTA, entre preparados y colados se presentaron también diferencias significativas. Las medias de los preparados fueron de 2.05±0.15 µg/kg y 2.63±0.04 µg/kg en los colados (p<005).
DON solo se presentó en un producto, el colado de frutas C, con una media de la concentración de 254.21±2.80 µg/.
DISCUSIÓN
En este trabajo se reporta la presencia de AF, OTA, DON y T2 en todos los alimentos comerciales de lactantes estudiados, muy superiores a los reportado en la literatura. En 2007, Baydar y colaboradores12 colectaron alimentos para lactante de farmacias y supermercados en Ankara, Turkia, detectaron por ELISA la presencia de AF y OTA en 40% de las muestras, con niveles variables de entre 36.5 y 0.06 µg/kg. Aidoo y colaboradores, detectaron AF en 2.4% de muestras de alimentos infantiles analizadas por HPL, en contenidos variables de entre 19 y 70 μg/kg, ampliamente superiores a los obtenidos en este estudio14 Alamu y colaboradores, utilizando ensayos inmunocromatográficos de flujo lateral, encontraron valores de hasta 58.000 µg/kg en papillas tradicionales para lactante a base de maíz, e indicaron que el método de preparación del alimento está directamente relacionado con sus niveles de contaminación14. Herrera y colaboradores21, en España, detectaron aflatoxinas totales en doce muestras (20%) utilizando un método basado HPLC con columna de inmunoafinidad, seis de las cuales superaron el nivel máximo de la UE. La presencia de estos compuestos en regiones donde las regulaciones y controles son estrictos y regulares-Las normativas internacionales como las de Unión Europea (UE) tienen límite máximo aceptable de AF en alimento de lactante es de 0.1 μg/kg22, y Brasil de 1 μg/kg23.
En cuanto a las OTA, los valores encontrados en este estudio superan el límite establecido de 0.5 μg/kg (EU), y se acerca al límite establecido por regulaciones regionales (Brasil) de 2.0 μg/kg. A través del método de ELISA, Baydar y colaboradores analizando muestras de alimentos para lactante a base de cereales y cereales y leche, encontraron niveles de OTA de entre 1.32 y 2.38 µg/kg12, similares a los obtenidos en Paraguay. Hampikyan y colaboradores, en 2015, analizando 150 muestras de alimentos para lactante y utilizando el método de ELISA, encontraron que el 34.7% de las mismas presentaron valores positivos para OTA24, siendo el valor máximo detectado de 0.38 µg/kg, y el número de muestras positivas cercano al encontrado en este estudio, pero los contenidos de OTA menores.
De acuerdo con los reportes de los últimos diez años de datos colectados en cereales, 55% de los mismos presentaron contaminación AF, 29% con OTA, 61% con FUM, 58% con DON y 46% con ZEA, siendo las concentraciones de micotoxinas menores en los alimentos procesados y las incidencias variables de acuerdo con el tipo individual de micotoxina y, posiblemente, a la estabilidad de ella durante el procesamiento de la materia prima21.
En Paraguay, Arrúa y colaboradores estudiaron la presencia de DON en productos derivados de trigo en el Área Metropolitana utilizando tiras de flujo lateral25. Encontraron valores por debajo de la normativa de la UE y brasileña. Gummadidala y colaboradores en 2018 estudiando 29 tipos de alimentos incluyendo alimentos de lactantes, hallaron 66% de muestras contaminadas con DON utilizando el método de ELISA2, siendo superior a los límites establecidos por la UE en el 6.9% de los caso.
La multicontaminación con toxinas fúngicas encontrada en este estudio podría causar serios riesgos a la salud de los lactantes debido a efectos sinérgicos y/o aditivos de las mismas sobre los sistemas gastrointestinal e inmune con potencialidad de producir patologías graves.
Las limitaciones de este estudio: La mayor limitante fue la falta de registros acerca del consumo de alimentos comerciales, así como el elevado costo asociado a la detección de micotoxinas y la imposibilidad de aplicar técnicas más sensibles para la detección de micotoxinas por el costo que representa.
CONCLUSIONES
Se constató la presencia en niveles variables de AF, OTA, T2 y DON en los alimentos para lactantes comercializados en el Área Metropolitana en todas las muestras recogidas. Los colados presentaron concentraciones más elevadas de micotoxinas en media en todos los productos analizados en comparación con los preparados. Tanto AF como OTA superaron los límites máximos permitidos por las normas internacionales.